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El mejor tenista del mundo, Novak Djokovic (número 1 del ranking), reconoció sentirse "desilusionado" y "vacío" tras perder la final del US Open y no poder completar el Grand Slam soñado. La derrota por 6-4, 6-4 y 6-4 que sufrió ante el ruso Daniil Medvedev lo impidió. Cortó una racha de 27 victorias y 0 derrotas en los partidos de Grand Slam de esta temporada para el serbio, que a sus 34 años ya piensa en más metas a largo plazo.
Djokovic afrontó la final "como si fuera el último partido de mi carrera". Pero ni mucho menos lo será. De hecho el número 1 tiene en mente su batalla particular contra los otros dos integrantes del big-3: superar en número de GS a sus rivales de siempre, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.
Todos tienen 20. Por tanto, a nadie le debe sorprender que Djokovic, al salir de Flushing Meadows, ya tuviera en su cabeza la idea de asaltar de nuevo Australia, su territorio preferido (9 títulos). Será dentro de unos meses.
Djokovic es quien mejor de los tres está físicamente. Tanto Nadal como Federer andan con serios problemas físicos. Las perspectivas del serbio son halagüeñas. "Tengo mucho que aportar todavía junto a los otros veteranos del circuito", dice Nole.
Será fascinante ver cómo Federer, Nadal y Djokovic harán frente a la nueva generación de figuras que encabeza Medvedev, el austríaco Dominic Thiem, el alemán Alexander Zverev -verdugo de Nole en Tokio 2020- y Tsitsipas -que a punto estuvo de quitarle Roland Garros-.
"Si hay algo que me motiva en estos momentos de frustración es sentirme comprometido como nunca antes lo estuve de seguir en la competición, intentar ganar más Grand Slams, ser más competitivo y jugar para mi país", declaró Djokovic. Un aviso en toda regla.