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Francia tenía la obligación de dar una buena imagen en su estreno en el Mundial. Defender el oro es algo que se ha resistido a los últimos campeones del mundo. Por ello, Francia quería ser la excepción en un contexto algo negativo para ‘les bleus’. Tras la mala imagen dada en la UEFA Nations League, el Mundial de Qatar era el momento perfecto para dar un golpe encima de la mesa.
El partido contra Australia de la primera jornada no empezó muy bien para los hombres de Deschamps. En vista de las sorpresas que había hasta el momento, los australianos estaban dispuestos a sumarse a esa lista. Y lo hicieron con un tempranero gol que abrió el marcador para sorpresa de todos los aficionados. Aunque esta no era la única mala noticia del partido ya que Lucas Hernández se tuvo que retirar lesionado y se perderá lo que queda de Mundial.
Su hermano Theo le sustituyó y la necesidad de Francia crecía por momentos. Del propio Theo salió la asistencia hacia Rabiot, que marcó de cabeza el empate. Los franceses estaban lanzados al ataque y Oliver Giroud consiguió hacer realidad la remontada tan solo cinco minutos después. Francia estaba por delante en el electrónico y las sensaciones eran bien distintas.
Ya en la segunda parte, el factor sorpresa de Australia desapareció con la llegada del cansancio. Mbappé puso el tercero en la cuenta de Francia gracias a un buen centro de Dembélé y Giroud, de nuevo, sentenció con el cuarto gol para el combinado de Deschamps. La superioridad ofensiva de Francia era evidente y sirvió para mandar un aviso a todas las demás selecciones del Mundial.
Con el empate de Dinamarca y Túnez, Francia se coloca en la primera posición del Grupo D. El camino ha empezado bien, pero en un Mundial todo puede cambiar en cuestión de minutos, por lo que no pueden permitirse perder la concentración.