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Carlo Ancelotti sabe que cada victoria es una oportunidad más de pelear LaLiga Santander. Con el horizonte repleto de partidos importantes donde el Real Madrid se jugará la temporada, el partido fuera de casa contra Osasuna iba a ser la última prueba. Los merengues necesitaban ganar y el partido no se decidió hasta el tramo final.
Las ausencias de Karim Benzema y Tchoauméni por precaución obligó a Ancelotti a hacer varios cambios. Vinicius y Courtois volvían al once tras sus ausencias contra el Elche y Alaba fue colocado como lateral izquierdo para dejar a Camavinga en su posición natural. Sin embargo, los primeros 45 minutos no fueron del agrado de los de Ancelotti.
El encuentro fue un síntoma de que los jugadores blancos no querían ir a máxima intensidad desde el principio. Los minutos iniciales fue un tanteo en El Sadar con varios acercamientos a las dos porterías. En concreto, el jugador que asumió el rol de protagonista fue Vinicius con unos ataques constantes para abrir la lata cuanto antes. Poco a poco los merengues se hicieron con el control tras robar en varias ocasiones en campo rival. Alaba consiguió filtrar un balón para que el brasileño picara lo justo a Sergio Herrera y rematar a placer pero su gol fue invalidado por fuera de juego.
La ocasión más clara del Osasuna fue Moi Gómez con un zurdazo seco que se estrelló en el palo como respuesta inmediata al ataque merengue. Aunque Vinicius estaba siendo el hombre clave, el extremo falló dos mano a mano que podía haber tranquilizado el partido mucho antes del primer gol. Aún así, consiguió redimirse cuando el partido estaba en la recta final.
E el minuto 78, Vinicius aguantó en el área rival y, en vez de ir hasta línea de fondo, esperó a Fede Valverde para dejarle un balón que metió con el exterior y dar el gol que buscaba constantemente el Real Madrid. Fue entonces cuando Ancelotti sacó al canterano Álvaro Rodríguez, el jugador clave que dio lo que necesitaba el equipo en ese momento: intensidad. En poco más de cinco minutos dejó en bandeja dos goles pero sólo uno subió al marcador. El primer fue anulado por un fuera de juego de Vinicius pero el segundo, tras robar un balón a David García, dejó sólo a Marco Asensio para meter el segundo y definitivo en el descuento que dio la tranquilidad.
Tres puntos que, aunque siguen lejos del liderato, dejan un buena sabor de boca antes del duelo de Champions en Anfield. El Real Madrid sabe que no puede fallar y la victoria del pasado sábado fue un buen comienzo para la tormenta que se avecina.