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El Valencia tenía una presión enorme durante la pasada jornada de LaLiga Santander. Visitaba Balaídos para enfrentarse a un Celta de Vigo que quería escaparse del todo de la zona de descenso. Los últimos resultados no acompañaban a los hombres de Baraja, pero no les quedaba otra que ir a por todas para, al menos, sumar en campo rival. Los demás equipos de la zona de abajo podían dejar al Valencia en una mala situación, por lo que el partido era vital.
El Valencia se lo tomó muy en serio desde el principio. En los primeros diez minutos de juego ya se había adelantado en el marcador después de una jugada de ataque que remató Justin Kluivert, imposible para el portero. Una buena manera de arrancar, ya que le pasó la presión al Celta de Vigo. Los locales no eran del todo efectivos en la parte de arriba y les estaba costando bastante encontrar la portería.
Poco a poco, el Celta fue recomponiéndose y, en la segunda mitad, el partido volvió a empate. Seferovic remató de cabeza en un saque de esquina que dio esperanzas a los locales. Y también desesperó a los valencianistas. Viéndose con los tres puntos, encajar ese gol dolió mucho.
Baraja sacó al campo a todo tipo de jugadores para intentar la heroica. Entre ellos, decidió sacar a Alberto Marí, un canterano que ya había impresionado al técnico en partidos anteriores. Y la jugada le salió de diez a Baraja. Un centro de Foulquier en el minuto 88 acabó con un remate de cabeza de Marí, que fue imposible de detener para Villar. La locura se desató en el Valencia y no es para menos: los tres puntos les dejaban fuera del descenso. Con 37 puntos le sacan tres al Getafe, que es el equipo que marca la zona de abajo, y dan un golpe serio por la salvación.