No es cuestión de entrega
La situación del Sporting es más que preocupante por las sensaciones que transmite. No tanto por la clasificación con la permanencia a tiro, además de varios equipos que aún no han despegado. El Sporting sí lo hizo, de golpe y con brillo hasta que su ambición se hizo mínima.
Uno de los problemas sí que puede ser de actitud si uno se fija en lo psicológico. Nada que ver con la entrega, son cosas diferentes. Lo dijo Nacho Cases con verdadero acierto: "Tenemos muchos problemas. La idea de juego, tener más el balón...", enumeró. Cases fue preciso en su análisis, sincero y consecuente por el mal juego, pero también astuto: "Necesitamos estar todos unidos".
No le falta razón. Ahora más que nunca es recomendable la benevolencia y paciencia. Por eso no comparto opiniones que apuntan a la falta de esfuerzo de los jugadores, más allá de su carné de procedencia, sobre todo porque ellos son los primeros interesados en continuar en Primera división. Lo que hace falta es un cambio de planteamiento, coherencia entre el estilo de juego y la formación de la plantilla, y un impulso de confianza para que los jugadores vuelvan a creer en sí mismos.
La lógica, para empezar, pasa por recuperar el balón. Por abandonar el discurso del pequeñito que renuncia por decreto a dominar los partidos. Para eso precisamente llegaron 13 jugadores, para dar un salto de calidad y no fiarlo todo a las galopadas al contragolpe de los que ya no están y no tienen sustitutos.
Sin mal ánimo, es evidente que ahora mismo la planificación deportiva se está demostrando un despropósito. Pero con victorias todo cambia, como la comunión de la grada con el equipo que para muchos se ha perdido. Tras ganar al Athletic nadie temía por eso.
Sólo una cosa más, y con 'cariño'. Abelardo debe entender las críticas y no saltar a la mínima. No hay un sólo medio que cuestione su continuidad, ni uno sólo. Tiene la confianza de todos y parece enfadado. Otra cosa es que determinadas personas del entorno le calienten la cabeza. Estos no tienen filtro, él sí debe tenerlo.