Frenazo en La Rosaleda
El Real Oviedo sufrió un serio correctivo en un partido que se presentaba como una oportunidad envenenada. Una victoria suponía un gran impulso, y una derrota un mazazo importante, y más con el resultado con el que se ha dado. En ese alambre no supo manejarse el Real Oviedo, que cayó derrotado en un mal partido de los carbayones, que no supieron encontrar vías de ataque. Sergio Egea continuó apostando por el mismo once que en sus dos primeros partidos, sin modificaciones en la alineación.
Los dos equipos plantearon un tímido intercambio de golpes en el arranque, con el Oviedo bien posicionado. Ambos equipos buscaban llegadas por banda y centros hacia los delanteros. En este guion apareció una individualidad y un error. La de Ontiveros, que forzó un penalti de Ibra en el minuto 14. Adrián González asumió la responsabilidad y engañó a Champagne. El Oviedo quedó tocado, y solamente dos minutos después estuvo a punto de encajar el segundo. El propio Ontiveros recogió en el segundo palo un centro después de una rápida salida, pero su disparo lo sacó Diegui Johannesson con la cabeza bajo palos.
El Oviedo consiguió frenar ese ímpetu local tras el gol y otro error tuvo lugar, aunque apenas tuvo incidencia en el desarrollo del partido. En el minuto 29, Keidi Bare se pasó de ímpetu, y en una acción aparatosa, elevó la pierna más de la cuenta hasta casi la cara de Ibrahima, lo que le costó la expulsión. El Oviedo entonces pasó a tener algo más de control de balón, pero no conseguía profundizar hacia la portería contraria.
El Málaga mostraba más peligro en salidas a la contra, y un Ontiveros en estado de gracia anotó el segundo justo antes del descanso. El extremo vino hacia adentro desde la banda izquierda y sacó un disparo que se coló por la escuadra de la portería asturiana. Difícilmente se puede producir más en 45 minutos que lo que le dio Ontiveros a su equipo.
El partido siguió por el mismo guion tras el descanso, con el Málaga acercándose a la portería asturiana. El Oviedo consiguió sacudirse un poco con una aparición de Diegui por el área contraria y un un tímido remate de Bárcenas con su pierna izquierda que se marchó desviado.
Sergio Egea buscó reacción con los cambios, pero el problema que estaba demostrando el Oviedo no se arregló. Los azules no fueron casi en ningún momento capaces de generar juego ofensivo y el Málaga seguía llegando con velocidad a la contra. Cifu sentenció en el minuto 80, tras una gran carrera en la que se plantó ante Champagne para batir al argentino. El partido fue agonizando, sin que el Oviedo pudiera maquillar el marcador, encajando los azules una dura derrota que supone un frenazo casi definitivo a las aspiraciones en esta recta final.
