Hermidio Menéndez, a un paso del Dinamo Bucarest: de la piragua a la planta noble de El Molinón
Hablar del Dinamo de Bucarest es hacerlo de uno de los grandes de Rumanía, junto al Steaua y al Rapid. Sin embargo, este histórico del fútbol rumano está contra las cuerdas. Debe pagar 180.000 euros o perderá la categoría por primera vez en su laureada historia. Es ahí donde entra el nombre de Herminio Menéndez. El que fuera director general del Sporting de Gijón entre diciembre de 1993 y enero de 1997 encabeza el grupo inversor de capital español que pretende hacerse con el control del Dinamo para así, salvar el destino del club.
El actual presidente de la entidad rumana, Ionur Negoita, confirmaba el avanzado estado de las negociaciones que propiciaría el regreso de Herminio Menéndez a primera línea de la gestión deportiva. Un terreno en el que el otrora piragüista olímpico español se maneja perfectamente. Y es que además de su paso por el Sporting de la mano de José Fernández Álvarez, a su salida del club rojiblanco recaló en el Sevilla FC, que por aquel entonces presidía José María del Nido, para ocupar nuevamente el cargo de director general hasta diciembre de 1999. Su última experiencia llegó de la mano del CP Cacereño de Tercera División.
Antes, Herminio Menéndez gozó de una exitosa carrera sobre la piragua, la cual le llevó a participar hasta en cuatro Juegos Olímpicos de Verano entre 1972 y 1984, obteniendo una medalla de plata en Montreal 1976, y una de plata y otra de bronce en Moscú 1980. Además, ganó un total de ocho medallas en el Campeonato Mundial de Piragüismo entre los años 1975 y 1982, consiguiendo el oro en Belgrado 1975.
Puso punto y final a su carrera tras los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, para comenzar su andadura como dirigente deportivo, incorporándose al Comité Olímpico Español como representante de los deportistas y presidiendo la comisión de atletas. Posteriormente, fue vicepresidente de la Real Federación Española de Piragüismo y asesor del socialista Javier Gómez Navarro en el Consejo Superior de Deportes, participando desde este puesto en la elaboración de la Ley del Deporte de 1989, que convirtió en sociedades anónimas deportivas los clubes de fútbol y baloncesto. Dejó el cargo en 1990 para ser nombrado presidente de la oficina del Comité Olímpico Organizador de Barcelona 1992 en Madrid. Resultó ser el elegido para introducir la antorcha olímpica en el Estadio de Montjuic en los Juegos Olímpicos de Barcelona.
