Desalojado el local de Ultra Boys en El Molinón

Desde que se produjera la multitudinaria y trágica pelea entre miembros del Frente Atlético y de los Riazor Blues el pasado domingo en Madrid, el nombre de los Ultra Boys –grupo ultra del Sporting de Gijón- ha saltado a la actualidad.

En principio, se acusó al grupo gijonés de haber apoyado a los ultras del Atlético de Madrid en la pelea, aunque los propios Ultra Boys negaron que hubiera sido así. Las informaciones son contradictorias.
Ayer, eso sí, los miembros del grupo se vieron obligados a desalojar el local del que disponían en el fondo sur de El Molinón, en una medida adoptada por el Comité Antiviolencia, que obligó al club a que Ultra Boys tuviera que retirar todos sus enseres del cuarto que utilizaba en el coliseo sportinguista.
Los propios miembros del grupo procedieron en la tarde del miércoles a retirar su material del estadio, que desde ahora tendrá que pasar los controles de seguridad obligatorios como cualquier otra bandera o bufanda que porte otro aficionado.
Fuera de El Molinón. Por otra parte, el músico Xabel Vegas ha creado una plataforma en Change.org para recoger firmas para que se expulse a Ultra Boys de El Molinón. Estas firmas se trasladarán a la directiva del Sporting de Gijón.
La petición surge después de que se implicara al grupo ultra sportinguista en la multitudinaria pelea de Madrid. El texto de la petición es el siguiente:
Tras el asesinato de un aficionado del Deportivo de A Coruña a manos de miembros del Frente Atlético, han aparecido informaciones en la prensa indicando que miembros de Ultra Boys participaron en la reyerta.
No es la primera vez que Ultra Boys participa en hechos violentos tanto en la ciudad de Xixón como fuera de ella, además de exhibir simbología fascista y neonazi. Los clubes no pueden seguir amparando a grupos violentos como Ultra Boys y por eso pensamos que es importante que el Sporting de Gijón dé ejemplo, como en su día hizo el FC Barcelona con los Boixos Nois, y prohiba su entrada al Estadio de El Molinón.
Su presencia en el campo es una vergüenza para los sportinguistas, para los gijoneses y para todos aquellos que rechazamos la violencia y las ideologías totalitarias que defienden estos grupos.