El Zalgirio Arena es una maravilla arquitectónica, pero también una pista donde se respira gran ambiente de baloncesto, como en toda Lituania. Caben 16.000 espectadores y los seguidores del Zalgiris casi la llenan cada partido.
En este doble viaje a Kaunas y Las Palmas, el Unicaja expone parte de su credibilidad en la temporada. Jasmin Repesa viaja con todo y su equipo debe competir sin remilgos. Es más trascendente el duelo del domingo por las urgencias para la Copa, pero una victoria a domicilio en Europa ya se sabe lo que vale. Este año, cuatro victorias en cinco partidos europeos lejos del Carpena.
El Zalgiris de Joan Plaza ha mostrado un juego alegre y bastante férreo defensivamente en esta temporada. Con la base de la selección lituana (los Lavrinovic, Kaukenas, Kuzminskas o Jankunas), más americanos de calidad (Jaaber, Lafayette o Darden) y un toque croata bien conocido por Repesa (Delas y Marko Popovic), un bloque bien armado, con un díscolo presidente, Vladimir Romanov, que invierte y que pide dinero a sus seguidores para pagar a los jugadores.