Tras el agónico triunfo en la Fonteta de Valencia (60-61) el alero griego se acordaba del hierro del domingo en declaraciones a Radio Euskadi: "Contra el Barcelona... (risas)... En esos momentos no puedes pensar nada, coges el balón y tiras, es un poco de suerte", admitía para añadir que "no había visto el tiempo y solo pensaba en coger el balón y tirar porque me defendía uno de los grandes y no podía pensar en nada más".
"Los tiros son rachas, a veces estás bien fisícamente pero no puedes meterlas aunque sí puedes ayudar a ganar con el rebote y la defensa; pero ayer metí la más importante y eso fue bueno para el equipo", explicaba con alegría ya que había fallado todos sus intentos previos desde la línea de tres puntos.
De hecho, pese a ser un experto en jugarse los balones calientes era humilde en la victoria. "Es una canasta mía pero todo el equipo ha defendido muy bien, hemos hecho lo que hablamos antes del partido, y lo mejor es que vamos a más en defensa cada día y por ese camino ganaremos más partidos", advertía.
Fue una prueba de carácter porque la paliza física y el palo moral del Palau Blaugrana ante el FC Barcelona pesaban lo suyo. "En 40 minutos pensabamos que podíamos ganar esta final, y creo que hemos hecho un gran trabajo con solo un día de entrenamiento y con mucha dificultad para descansar, era difícil cambiar el chip de Barcelona a Valencia", aseveraba el heleno.
De vuelta a Bilbao el equipo MIB afronta ya la visita este domingo del todopoderoso líder Real Madrid, choque para el que quedan menos de 30 entradas por vender para el Bilbao Arena. "Ahora queremos seguir así. El domingo es un partido contra el mejor equipo de la liga y en nuestra casa podemos ganar a cualquiera, luego ya pensaremos en la copa y en el Nymburk", finalizaba el Loco Kostas.