El equipo malagueño se complica sobremanera sus opciones para pasar al Top-8 de Euroliga tras caer (67-83) ante el Zalgiris Kaunas. El Unicaja volvió a ofrecer una imagen lamentable y Jasmin Repesa una dirección deficiente. Otra vez hundimiento en el último cuarto. A eso hay que añadir nula actitud por parte de la mayor parte de los jugadores. La imagen del técnico encarándose con Andy Panko al final escenifica lo que es en este momento el Unicaja: un conjunto sin rumbo, ni brújula, sin líderes. Un cachondeo, en definitiva.
El Unicaja volvió a estropear un gran inicio de encuentro y desperdiciar una buena renta lograda a base de intensidad y buena defensa. El equipo malacitano fluía en ataque (17-7) y los pocos aficionados concentrados en la cancha lo celebraban. Un espejismo que el bloque lituano se encargaba de disipar en el segundo cuarto con un parcial de 0-10. El rebote dejó de ser local y las rotaciones de Repesa fueron un desastre. Sin Calloway ni Zoric, con Panko en pista, el Unicaja pasó a ser un espectro.
El cuadro costasoleño detuvo la hemorragia en el tercer cuarto y logró comprimir el marcador con más casta que baloncesto (53-56). Entró en el último parcial con la igualada a tiro (58-59, tras canasta de Lima), pero Javtokas, Kaukenas y McGrath se encargaron de destruir las esperanzas locales (58-66). El encuentro ya estaba sentenciado. El Carpena, lógicamente, se enfadó mientras Repesa y Panko se enzarzaban. Cada uno a lo suyo... Y los cuartos de final de Euroliga alejándose otro año más.