"Tuve muy buena relación con Xavi Pascual cuando era asistente del Barcelona y con Sergio Scariolo. Eran los únicos que me ponían en su lugar. Sergio me dijo un día: ‘Chico, no te aguanto más, ¿te imaginas si los doce fueran como tú?’. En ese momento se me vino todo encima y recuerdo que le pedí perdón", relata el argentino.
"En Málaga me podía haber quedado a vivir perfectamente, pero siempre me parecía poco. Y ahora lo pienso y estaba en un lugar frente al mar, una ciudad donde la gente me adoraba, campeón de todo... Encima si mi carrera la hubiera hecho en Argentina, hubiera sido todo mucho más entendible, pero en España, que son todos super simpáticos... La gente me miraba como diciendo 'qué chico más raro", confiesa el de Bahía Blanca.
El base argentino nunca estuvo a favor de echar raíces en un sitio. "Todo viene de la selección argentina, donde todos teníamos ese nivel de exigencia, aunque yo quizá lo llevaba al extremo; chocaba permanentemente con los entrenadores y generaba un clima enorme de inconformismo. Ahora pienso: si me hubiera quedado en Málaga tres años… ¿pero sabes qué? La experiencia es un peine que te dan cuando te quedas pelado", confiesa el hombre que metió uno de los triples más importantes de la historia del club.