Vinimos al Carpena por ver a Kirilenko, que había confirmado que viajaba. Pero el chándal le delató. Vino prácticamente a hacerse fotos con los aficionados malagueños que le retuvieron hasta prácticamente la presentación de choque. ¿Y saben una cosa? El espectáculo de verdad no es AK47, es Teodosic.
El serbio fue dueño y señor del partido, es un jugador de otra pasta. 25 puntos con un cinco de siete en triples, ocho asistencias, 30 de valoración. Y lo que no se ve en la estadística. Es mayúsculo, la verdadera diferencia. En la anterior fase no había podido jugar en Málaga, esta noche sí. Y verlo en directo es un regalo si te gusta este deporte.
El baloncesto es maravilloso. Nadie puede dudar de ello. Si no, no se explica que el Unicaja plantase cara al CSKA de Moscú en la primera mitad. Si no, no se explica que dos críos que son incapaces de competir en la LEB con el Clínicas, le diesen la vuelta a un partido ante el todopoderoso conjunto ruso.
Porque en el primer cuarto todo parecía que iría por el camino lógico. En menos de tres minutos el partido iba 4-10 y Teodosic y De Colo hacían lo que querían. La proyección de puntos del CSKA parecía que se iba a disparar cuando Nichols, con un dos más uno, puso el 13-20 restando tres minutos y medio. Olía mal.
Pero de repente, con un quinteto con Karahodzic y Soluade (que venía de estar apartado del Clínica por motivos disciplinarios) el Unicaja se marchó 25-26 con un triple de cada uno de ellos para cerrar el cuarto.
Nadie se lo podía creer. Sobre todo porque parecía que iba a tener continuidad esta estela en el segundo parcial. El propio Karahodzic firmó una canasta que puso al Unicaja por delante 36-34. Todo esto sin mencionar el arbitraje, que como siempre barría para el lado del poderoso.
El mejor ejemplo fue una jugada que terminó con canasta y tiro adicional anotado por De Colo en unos pasos de salida clamorosos. 36-39 que neutralizó Suárez con un triple. Respondió con fuerza CSKA, con un parcial de 0-8 (39-47). Sin embargo, el inspirado alera madrileño enchufó otro triple (12 puntos para él al descanso). 42-47 y un último ataque de cinco segundos que se escapó.
Ganar parecía una quimera, pero la manera de dar la cara teniendo tantas bajas era para estar orgulloso del equipo de Plaza. Llegó el tercer cuarto y una dosis de realidad. Kaun dominaba por dentro con una superioridad aplastante al ritmo que marcaba Teodosic, que decidió que ya era suficiente. 11 puntos en el cuarto con tres triplazos (52-68). Minó la voluntad cajista.
Ya era cuestión de ver hasta dónde iba a ser capaz de llegar el CSKA y hasta dónde llegaba la capacidad de sufrimiento del Unicaja. 56-72 para entrar en el último cuarto. Cerca de tres minutos estuvieron sin anotar los dos equipos en este último parcial. Ya no había ni ganas de soñar. Aunque el partido dejó acciones de una factura bellísima. No sólo de los rusos, porque el mate con el que Kuzminskas cerró el partido fue brutal, un 'in your face' en toda regla. 77-95 y a pensar en lo que interesa, la ACB.