El Madrid apaga a los rebeldes

Murió el espíritu rebelde del Unicaja, que duró en Madrid lo que le permitió sobrevivir su rebote de ataque. Se cumplió la predicción de Joan Plaza, el equipo blanco borró a su rival por la primera plaza, que ya no es tal porque está a un partido además del basketaverage (92-77). Francamente complicado que cambie el orden de clasificación en lo más alto.

Dice mucho (o más bien poco) del Unicaja que habiendo tenido más de diez rebotes de ventaja sobre su rival (muchos en ataque) en los primeros doce minutos, siempre fuese por detrás de su rival. El porcentaje de tiro de campo del cuadro malagueño era penoso.
Hubo un primer momento clave en el segundo cuarto cuando Pablo Laso se autoexpulsó con una desmedida reacción a una clara falta de ataque del Madrid. Toolson anotó los dos tiros libres correspondientes a sendas técnicas.
Todo el jaleo calentó a la afición del Madrid, que la tomó con los árbitros. Eso les dio cierta libertad a los blancos para atizar a gusto. Empezó Slaughter, que dio tal golpe a Toolson que no pudo ni lanzar su segundo tiro libre y se marchó al vestuario para ser atendido.
Desde ese momento, el conjunto blanco se fue despegando. Green se sacó de la chistera un tres más uno (40-37), pero un inspirado Llull castigó con un triple al Unicaja (43-37).
Pero lo peor estaba por llegar, el dichoso tercer cuarto del Unicaja. Felipe Reyes dominó el partido a su antojo, con 16 puntos en este parcial. Los de Plaza habían comenzando a rendirse y ya casi ni se veían para pelear la diferencia particular.
El último cuarto fue como pegarle a un borracho. Pocas veces se ha visto a este Unicaja fuera de un partido (sólo ante el CSKA de Moscú, seguramente). Chus Mateo, uno de los nuestros y ahora segundo de Laso, hasta se permitió hacer debutar a Doncic, que ni corto ni perezoso clavó un triple nada más debutar en la ACB a sus 16 años. 92-77 en el marcador y a pensar en el próximo partido, de regreso al Carpena por fin.