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Recuerdos sobre Ciudad Jardín

Se cumplen 20 años de aquel subcampeonato de Liga ACB del Unicaja en 1995 que desbordó la pasión por el baloncesto en Málaga. Se conmemorará este fin de semana, con emotivos homenajes fuera de la pista y con el momento central en el descanso del partido ante el Barcelona (12:30 horas, Teledeporte). Canal Sur reunió en su programa La Jugada a varios de los protagonistas de aquel hito. El entrenador, Javier Imbroda, y los jugadores Nacho Rodríguez, Curro Ávalos y Dani Romero rememoraron aquella experiencia sobre el mismo parqué de Ciudad Jardín.

Entre divertidas anécdotas, como un vídeo en el vestuario en el que había que avanzar o retroceder manualmente, los protagonistas hablaron de lo que supuso en ellos y la ciudad aquellos partidos. "Éramos muy amigos, pasábamos más tiempo fuera juntos que dentro de la pista. Había 9-10 en cada mesa del aeropuerto o en cualquier sitio de Málaga. Había espíritu de equipo", dice Nacho Rodríguez, el base del equipo. "Estábamos uno encima del otro, para lo bueno y para lo malo", atestigua Dani Romero, esforzado escolta.
"Javier nos decía que saliésemos a disfrutar y había mucha gente detrás para cumplir. Sabíamos que Mike Ansley y Serguei Babkov eran los referentes y a partir de ahí sabíamos nuestro rol y lo aceptábamos. Si cada uno sabe a lo que queremos llegar se puede construir", insistía Nacho Rodríguez. "Hay que recordar la historia. Hacía tres años había habido una fusión entre Caja de Ronda y Maristas, había una afición dividida en la temporada 92/93. Había gente que gritaba Maristas, otra Caja, otra Málaga. Gente que dejó de venir porque no se sentían representados, con un medio de comunicación hostil. Ganamos hasta en el Sant Jordi al Barcelona, ganábamos fuera y perdíamos aquí. Había mucha gente alrededor que no aceptaba aquello, hacía sólo tres años de aquello. Se contaba que la entidad quería desprenderse de, equipo, sólo teníamos contratos de un año", recuerda Imbroda: "Con aquel logro la entidad se para y a piensa, 'a ver qué tenemos aquí'. Supimos capitalizar aquel éxito. Un club que crece y con recurso superiores que manejábamos es lo que viene después". "La afición era increíble", afirma Curro Ávalos: "En el vestuario antes de salir apenas escuchábamos lo que hablábamos. Nos ganamos el respeto y venir a Ciudad Jardín era un dolor de muelas para los rivales. Éramos de aquí, criados y crecidos aquí hasta que nos llamaron al primer equipo. Salíamos y nos juntábamos con la gente de aquí. Esa identificación es muy difícil de conseguir". "El equipo siguió compitiendo. Ahora es fácil verlo en el Carpena, pero aquí en Ciudad Jardín jugó David Rivers con el Olympiacos, el CSKA de Moscú... Nos dio una proyección personal a cada uno. Seguimos teniendo éxito y siendo competitivos, Unicaja vio un filón y todo crecía", recuerda Nacho Rodríguez. "Sólo jugaba la Liga Europea el campeón y el subcampeón tenía una liguilla previa. Nos tocó un equipo croata, entonces era una tortura. Y le ganamos al Zrinjevac para avanzar a la siguiente fase". "En el viaje de vuelta tras eliminar al Estudiantes en cuartos nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo grande. Vimos que Manresa eliminó al Tau y dijimos 'cuidado'", aseveraba Dani Romero. "No me imagino a un jugador en una cinta transportadora del aeropuerto, como aquella foto de Manel Bosch tras ganar las semifinales. Parecía que ganamos un anillo de la NBA. En el aeropuerto al llegar de Madrid vuelves y ves 300 personas. Te das cuenta de que algo está pasando", incide Nacho.
"No podemos reducirlo todo a subcampeonato. El equipo creyó en sí mismo, ganamos partidos, cada vez se identificó más con el grupo. Ciudad Jardín creó una mística y eso, con gente de la casa y que nació o se formó aquí caló. Era producto malagueño casi sin aditivos. La gente se identificó plenamente. La gente recuerda el proceso", remacha Imbroda.


 

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