"Hemos merecido ganar el partido, da igual lo que piten, pero no lloréis". Así de claro lo veía Joan Plaza, que decía esto en su último tiempo muerto a los jugadores del Unicaja. Los verdes pasaron del ridículo más humillante en la primera mitad a una remontada épica ante el Barcelona. Al final los colegiados dieron el último empujón al Barça. Faltas discutibles, faltas que no se pitan a algunos, pasos de más que se permiten. El goteo constante y ya clásico ante los grande la Liga Endesa. Aun así, 77-81 y con mucho orgullo.
No se puede explicar muy bien el partido del Unicaja, porque es algo que seguramente nunca ha pasado. Irse al descanso perdiendo de 23 puntos es una anomalía tan grande que se escapa, imposible de analizar. El Barcelona pasó por encima del equipo de Joan Plaza como si estuviese dos o tres categorías por debajo, como si jugasen a deportes distintos.
13-25 al término del primer cuarto, en el que el Barcelona anotó con una facilidad pasmosa. Y no le hizo falta la inspiración de nadie, porque se repartían los puntos de generoso modo. Satoransky, Doellman, Tomic, Navarro, Erikson, Lawal... Y en el segundo parcial se radicalizó este concepto. Ribas, Vezenkov, Samuels, Arroyo... Hasta 24 de ventaja llegó a tener el Barça en un par de ocasiones y se marchó al descanso con 23 (24-47). Solamente Perperoglu y Oleson se quedaron sin anotar, aunque bien pudo hacerlo el escolta desde la esquina con un triple de los que habitualmente clava.
La valoración de ambos conjuntos era terrible. 17 del Unicaja y 63 del Barcelona. A pesar de todo el equipo verde salió del vestuario con ganas de cambiar la paupérrima imagen de la primera parte. Empezó a defender mejor y a elegir con más tino sus lanzamientos. Aun así al Barcelona le bastaba con algún arreón para dejar al rival a una distancia de seguridad (38-59). Pero entró Cooley con toda la energía del mundo y Nedovic le siguió para cerrar el tercer cuarto 48-62, incluyendo una técnica al mismo Nedovic.
Resulta que Pérez Pérez consideró que un codazo en la cara de Doellman al serbio era digno de flopping. Pero el Unicaja no iba a rendirse fácilmente y de nuevo Nedovic y Cooley sumaron para el 52-62. Y Díez rebajó la ventaja culé a ocho (54-62). Ya no era anécdota. Un costa a costa con mate y falta de Nedovic (una salvajada de jugada, no dejen de verla) puso el 63-64 y después Hendrix dio la primera ventaja al Unicaja desde el 3-2 (65-64).
22-4 llegó a endosarle de parcial el Unicaja al Barcelona en este último cuarto, pero no le dejaron ganar. Cualquier cosa era personal a Tomic y nada de lo que hacía el pívot era falta. Aun así el conjunto malagueño sudó y sufrió para intentar ganar. Con 75-72, Doellman empató el partido y luego Arroyo remató la faena gracias a los tiros libres sobre todo. Un 77-81 que deja mil sabores distintos en el paladar de un Carpena que de nuevo rugió como en las grandes citas. Difícil no llorar de rabia o impotencia visto lo visto.
Se espera objetividad al informar, no que un periodista de su opinion. Para esto ya estan los comentarios. gracias
Algunos ya estamos hartos del bipartidismo, tanto en la política, como en el deporte. La manera de los arbitros, de desnivelar la balanza con el barca y el madris, roza el fraude deportivo y desvirtúan la competición. Pero támpoco es admisible, el porcentaje de este equipo en tiros libres, lo que al final nos cuesta partidos.
Una pena no haber rematado la faena cuando el equipo hizo lo más dificil.
Siempre jugamos contra 8 cuando es el Farsa, siempre igual.