Erradicar la violencia de las canchas de baloncesto europeas es el objetivo del programa 'Fans against violence' (Aficionados contra la violencia) en el que jóvenes turcos, croatas, búlgaros, lituanos y españoles han participado durante dos años y que se cerró este miércoles en Estambul.Miguel Ángel Moreno
Esta experiencia, liderada por la Federación de Baloncesto de Turquía, donde la violencia en el deporte de la canasta es un problema grave, ha movilizado a centenares de jóvenes aficionados de estos cinco países para promover la "empatía" como vía de solución a los brotes violentos vinculados a este deporte.
"Nuestra aproximación es que solo se puede encontrar una solución al problema de la violencia si eliminamos las diferencias y buscamos la empatía y el entendimiento entre los fans (...) Las sanciones, por muy duras que sean, no consiguen objetivos. Por eso tomamos otro foco: acercar entre sí a los aficionados", explica Emir Turam, exjugador, consejero de la federación turca y director del proyecto.
Este proyecto, el único del programa Erasmus+ de la Comisión Europea financiado a Turquía, ha involucrado durante 24 meses a 860 aficionados turcos, croatas, búlgaros, lituanos y españoles, gracias al apoyo de sus federaciones de baloncesto locales. Turam reconoce que entre sus primeros objetivos estuvo involucrar a la federación griega. "No lo conseguimos, pero estarán en el futuro", dijo.
Para promover una cultura de entendimiento entre los aficionados de los distintos países, el proyecto realizó una encuesta entre más de 3.000 aficionados, jugadores y técnicos del baloncesto europeo e identificaron distintos tipos de aficionados, para dirigirse después a los que podían ser susceptibles participantes del proyecto.
Estos aficionados han intercambiado visitas entre los países participantes en las que han dialogado sobre cómo evitar la violencia en las canchas y han visibilizado su causa en pabellones europeos de primer nivel.
Entre ellos el WiZink Center de Madrid (en un Real Madrid-Movistar Estudiantes el pasado mes de febrero), el Zalgiris Arena de Kaunas (Lituania, en abril), el Vasil Levski Stadium de Sofía (Bulgaria, en octubre) y el BJK Akatlar Arena de Estambul, del Besitkas, al que acudieron este miércoles.
En todos ellos mostraron su presencia con las vestimentas de sus distintos equipos, varios de ellos del mismo país e incluso enfrentados, y saltaron al campo para visibilizar su demanda de una afición al baloncesto alejada de la violencia, como también hicieron este martes en el sorteo del Eurobasket 2017, en el que el proyecto tuvo una presencia destacada en el Palacio Ciragan de Estambul.
Durante estas visitas, estos jóvenes aficionados al baloncesto han podido intercambiar ideas y experiencias sobre la violencia en el baloncesto. Es el caso del lituano Laurynas Dapkevicius, seguidor del Lietuvos Rytas, participó en las ediciones de Madrid, Sofía, Kaunas y Estambul.
"Para mí lo más importante es la educación, que debe ser en tolerancia. Si voy a animar a mi equipo, mi objetivo es ayudarle a ganar, no provocar violencia", asegura este joven lituano en una charla con EFE.
"Hemos hablado sobre la violencia, cómo prevenirla en el deporte y qué podemos hacer en nuestros países", agrega Benjamin Markulak, un seguidor croata del Cibona de Zagreb, que participó en las ediciones de Kaunas, Zagreb, Sofía y Estambul.
Las relaciones de amistad desarrolladas entre hinchas de unos y otros países son evidentes en el último encuentro que tuvo lugar desde este lunes en Estambul. "Este encuentro nos ha hecho más abiertos", asegura Elif Bazaya, seguidora del Darussafaka Dogus turco.
Esta joven seguidora charla con EFE junto a otra aficionada turca, Oyku Gungor, seguidora del Efes Pilsen. Ambos son equipos de Estambul, y ellas no se conocían entre sí hasta que comenzó el programa.
"Ahora somos amigas y vamos a los partidos. Nos ha ayudado a los grupos de aficionados en Turquía a conocernos y ver los proyectos sociales que tiene cada club", añade. Seis de los dieciséis equipos de la Superliga Turca son de Estambul, la ciudad más poblada del país con 14 millones de habitantes y la que tiene mayores problemas respecto al tema de la violencia.
Este miércoles, en el estadio del Besitkas turco, que disputará un partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones de baloncesto frente al Szolnoki Olaj húngaro, los hinchas contra la violencia realizarán su última presentación pública en un pabellón de baloncesto.
¿Han sido útiles estos dos años de trabajo académico, concienciación y visitas entre los aficionados? "Creo que sí, porque han servido para empezar la discusión dentro de los clubes, los aficionados", apunta Laurynas, hincha lituano.
"Seguro que es útil, en un tiempo. Nosotros somos gente joven que podemos transmitir esto a la siguiente generación", añade Benjamin, aficionado croata.
Junto a ellos, aficionados españoles como Rubén, José Luis, Cristina, Javier o Miguel, un hincha portugués del Real Madrid de baloncesto, acompañados por las exjugadoras profesionales Marta Fernández y Elisa Aguilar, ahora directora de la oficina de las Ligas LEB; han formado parte de este mosaico de seguidores europeos con un único objetivo: desligar la violencia del baloncesto.