'Madrid me mata' se llamó una revista durante la 'Movida' madrileña. El título de la publicación se instaló en el imaginario popular y con frecuencia hace referencia a lo hostil de una ciudad que atrae al tiempo que consume. Pero, por muy compleja que sea, la capital Madrid no acaba con nadie. Así deben pensar los hombres de Joan Plaza que hoy inician las semifinales en la cancha del conjunto blanco. Al menos, si verdaderamente desean la final (Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, 20:30).
Es lo que han reclamado Plaza y sus hombres. Valentía y ambición ante un equipo que viene golpeado por su papel en la 'Final Four' y por sudar ante el meritorio Andorra. El Unicaja llega en un gran momento de juego, en la línea ascendente iniciada en la Eurocup. Si hay un momento propicio, es ahora.
Claro que hay armas de doble filo y un Madrid herido es doblemente peligroso. Los merengues tienen factor cancha, triple obstáculo. "El Unicaja sabe competir contra cualquiera", afirma Pablo Laso. El técnico no se fía de un equipo ante el que sufrió lo indecible hace tres años. Tan tocado llegó tras competir contra el Unicaja que el Barça apenas tuvo que rematarlo.
El reverso negativo, los problemas físicos que sufre la plantilla verde. Brooks y Nedovic han padecido del tobillo, Omic recibió un fuerte golpe en la tibia y Musli ha tenido fiebre. Ninguna es baja confirmada. El Unicaja llegó a Madrid con ánimo e ilusión, pese a los dolores. Madrid bien exige apretar los dientes.