La cordobesa Veva Tapia acaba de lograr un histórico séptimo puesto en el Mundial de baloncesto en silla de ruedas de Hamburgo, pero antes, hace trece años, en 2005, compitió en el campeonato del mundo sub'19 de baloncesto junto a jugadoras como Silvia Domínguez y Anna Cruz.
Veva Tapia nació en 1986 en la localidad cordobesa de Cañete de las Torres, una localidad de menos de 3.000 habitantes. Cuando tenía doce años llegó al pueblo Miriam Cabello, que contribuyó a crear un equipo femenino de baloncesto.
Tapia estuvo dos años con el equipo de su pueblo y ya en la primera temporada jugó en las selecciones de mini baloncesto de Córdoba, Andalucía y España, después de que algunos entrenadores de la provincia vieran en un campamento de verano sus cualidades.
Después emigró a Málaga para enrolarse en el Unicaja, que la fichó y estuvo cuatro temporadas, dos en categoría cadete y dos en juvenil.
En la temporada 2004/05 jugó en la Liga Femenina 2 en el Universidad de Córdoba, con el ganó un campeonato de España que le valió la llamada para disputar el Mundial sub'19 en 2005.
El campeonato se celebró en Nabeul (Túnez) y Tapia disputó tres de los ocho partidos de España. En aquella selección compartió vestuario con Silvia Domínguez y Anna Cruz, pilares de la selección absoluta femenina años después y flamantes medallistas de plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El verano de 2006 volvió a vestir la camiseta de la selección española en el Europeo sub'20 de Sopron (Hungría) y ese mismo año fichó por el Estudiantes y debutó en la Liga Femenina, la máxima categoría nacional de clubes de baloncesto, donde disputó pocos minutos en 12 partidos. "Estaba casi siempre lesionada desde el primer día que jugué al baloncesto, o bien en los tobillos, las rodillas o las manos", comenta.
Después se enroló en el Baloncesto Alcobendas de 2007 a 2009 y posteriormente en Las Rozas CB hasta 2011. La siguiente temporada, se retiró tras una estancia temporal en Estados Unidos, aunque posteriormente se marchó a Londres.
Durante ese tiempo, Veva Tapia estudió y acabó las carreras de Magisterio de Educación Física, Magisterio de Inglés y Psicopedagogía.
En la capital británica inició una nueva vida hasta que en 2016 recibió un mensaje del seleccionador español femenino de baloncesto en silla de ruedas, Abraham Carrión, que supo de ella a través de Laura Guijarro, manager del combinado nacional y de una amiga en común con Miguel Vaquero, entrenador de Ilunion y asistente técnico en la selección masculina de silla de ruedas.
"Pensé que Abraham se había equivocado. Aunque lo conocía, jamás pensaba que podía jugar al baloncesto en silla de ruedas", subraya.
Tapia viajó hasta Leganés (Madrid) en la Semana Santa de 2016 para formar parte del grupo preparatorio de la selección femenina de baloncesto en silla de ruedas, que preparaba el Europeo B que se iba a celebrar ese año en Atri (Italia).
Probó y volvió a coger el gusanillo por el baloncesto. En la temporada 2016/17 fichó por el Casa Murcia Getafe BSR, con el que también jugó la pasada campaña y seguirá en la próxima.
Las lesiones adquiridas durante su etapa de baloncesto a pie le impiden jugar a esa modalidad y se ha reenganchado en la modalidad de silla de ruedas.
Su estreno en un Mundial fue en Hamburgo este verano. "Lo de Hamburgo fue increíble. Parecía imposible y lo veía como algo muy lejano para competir, pero siempre hay esperanza. Lo que ha hecho este Mundial es creernos que vamos a clasificarnos para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Ahora tengo que mejorar físicamente y con la silla", concluye.