Ricardo Molinelli
Madrid, 20 sep .- La selección española de baloncesto femenino, campeona de Europa y vigente subcampeona mundial y olímpica, se presenta con las mejores credenciales a la cita de la Copa Mundial en Tenerife y también con la responsabilidad de dar continuidad a cinco años consecutivos subiendo al podio.
El Mundial es un torneo corto, exigente y cruel, en el que no se puede reservar nada en ningún partido si quieres progresar en la competición.
El currículo español y el hecho de ser los organizadores presiona a un equipo que se ha ganado con calidad, esfuerzo y trabajo figurar entre los favoritos.
Japón, Puerto Rico y Bélgica serán los compañeros de viaje en el grupo C, unos rivales a los que no se ha hecho demasiada mención pero a los que se tiene que tener presente y no darles por superados.
Después de tres partidos con el campeón asiático en la preparación, con tres apuradas victorias de las jugadoras de Lucas Mondelo, si algo ha quedado claro es que habrá que luchar y jugar mucho y bien para superar la prueba inaugural del Mundial.
También está Bélgica, una selección a la que FIBA situó en el cuarto lugar en la lista de favoritos para ganar el Mundial, gracias a sus jóvenes estrellas emergentes, Emma Meesseman y Ann Wauters.
El objetivo inicial es ganar el grupo, ya que el premio es la clasificación directa para cuartos de final y eludir el choque traicionero de octavos de final que disputarán los segundos y terceros de cada grupo.
Llegados a este punto el mejor horizonte para el equipo español que se vislumbra es una hipotética semifinal con Estados Unidos, una situación que puede estar haciendo mucho daño por presuponer logros que todavía no se han conseguido.
Estados Unidos es el unánime favorito. La diferencia que se proponga por parte de los más optimistas entre la NBA y el resto del baloncesto mundial hay que multiplicarla por tres en el caso de las chicas.
Pero también hay que contar con Australia, con Francia, con Bélgica, con Japón, con Canadá y con algún tapado en el campeonato, puesto al que aspiran China, Letonia o Corea del Sur.
La selección española mantiene el bloque de jugadoras que ha conseguido tantos grandes éxitos en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos, las Alba Torrens, Laia Palau, Marta Xargay, Anna Cruz, Laura Nicholls y Laura Gil y el cambio obligado de Astou Ndour, que ya estuvo en la medalla de plata olímpica de Río de Janeiro, por la lesionada Sancho Lyttle.
Todas ellas bajo la batuta mágica de Lucas Mondelo, un técnico casado con el éxito tanto en la selección como en los equipos en los que ha estado.
La competición pondrá a cada selección en su sitio y España, como anfitrión, tendrá que superar, además, esa presión adicional en el que se espera sea el mejor Mundial femenino de la historia.