Romaric Belemene rescidió este verano su contrato con el Unicaja Baloncesto. Durante un tiempo se creyó que era jugador del primer equipo, con el que debutó con 18 años a las órdenes de Joan Plaza. Tras varias cesiones (Manresa y Oviedo) se estimó que no había lugar para la continuidad.
Y Romaric acometió la búsqueda de un destino. Aún con 21 años, es cupo, siempre una interesantes opción, y se marchó al recién ascendido Cafés Candeles de Lugo, el mítico Breogán. Allí intenta hacerse un hueco a las órdenes de Natxo Lezcano. De momento no cuenta demasiado, nueve minutos por partido.
“Para mí siempre es especial jugar en Málaga.Ya cuando volví con el Manresa fue muy emotivo. Es un partido especial y personalmente me encuentro con muchas ganas de hacerlo bien ante los que fueron mis entrenadores que me enseñaron a jugar y con mis amigos”, decía en declaraciones que recoge El Progreso de Lugo.
El congoleño afirmaba que su antiguo equipo “es uno de los grandes de esta Liga, es una cancha muy complicada. Nuestro objetivo es ir con mucha humildad pero también a ver si podemos darles un susto. El primer objetivo es el de competir y siempre con la esperanza de poder sorprenderlos. Hay que salir muy fuerte desde el principio, sin reservar nada”, proseguía Belemene.
Pese a que está en la zona baja, Romaric afirmaba que en el Breogán “tenemos plantilla de sobra para mantenernos, pero aún hay que encajar a todas las piezas. También tenemos que jugar fuera con la misma confianza con lo que lo hacemos en el Pazo. Tenemos que salir a jugar como lo hacemos en Lugo y además de trabajar, creernos que estamos capacitados para hacerlo”.