Se acumulan los contratiempos en el Unicaja, con la enfermería de guardia en los tiempos recientes. La herida con más centímetros de la Copa del Rey es la lesión de Jaime Fernández, que estará fuera, si todo marcha sobre lo previsto, dos meses. Es decir, se perderá el tramo decisivo de la Eurocup. Con suerte, el escolta llegaría para disputar la final, aunque esos serían los pronósticos más optimistas. Un duro golpe en la línea de flotación malagueña, que el club trata de analizar con perspectiva, días después de la dura eliminación en la jornada inaugural en el WiZink Center.
Por el momento, salvo imprevisto, la postura es firme. El conjunto cajista no se plantea firmar un recambio para el internacional español. Su adaptación coincidiría con la recta final de la recuperación de Alberto Díaz, lo que crearía un exceso de jugadores en el perímetro. En este sentido, se espera un paso adelante de Ryan Boatright. Otro aspecto fundamental es que la incorporación debe ser cupo, para cumplir con la reglamentación ACB, una vez el jugador no podría ser inscrito en el torneo continental. Una condición en la que el mercado ahora no ofrece un exterior del nivel del Unicaja.
Sólo se pensaría en añadir una nueva pieza en caso de que el mercado ofreciera una oportunidad irrechazable. Es el único escenario con el que se reforzaría a la plantilla. Una opción más lejana es la de fichar a un comunitario y cortar a algunos de los que entran bajo estas condiciones. Hay casos de bajo rendimiento, aunque por aún no se consideran de no retorno. Más aún con Luis Casimiro al frente, siempre proclive a recuperar a los jugadores de sus momentos más bajos. Ya lo hizo con Dani Díez, que ha sido clave durante la ausencia prolongada de Carlos Suárez. Es el planteamiento que tiene hoy el Unicaja, que no obstante, no cierra el abanico.