Triunfo balsámico del Unicaja, que se inyectó confianza en sí mismo y en el entorno. Había un ambiente enrarecido tras el mayúsculo tropiezo en Valencia, pero el equipo supo aislarse, no sin esfuerzo, de la atmósfera para amarrar una victoria de máxima trascendencia. Para calmar las aguas, pero también para echarle otro nudo a la quinta plaza, que no es baladí y tiene un buen manojo de pretendientes. Después de todo, es lo que le queda a los de Casimiro, lavar su imagen en un final de Liga Endesa que tiene sus alicientes. El miércoles, nuevo envite con el Estudiantes.
Le costó entrar al Unicaja en el partido, hubo sonido de viente en los prolegómenos. Aún escuece en Málaga la sonrojante derrota en La Fonteta. Un nerviosismo que se trasladó de la grada a la pista. Había cierta ansiedad cajista sobre el parqué, que aprovechó Burgos para poner los primeros ladrillos (1-8). Se buscaba a Lessort dentro, que creaba superioridad y definía. También dividía. Mucho lanzamiento exterior (14 triples se lanzarían en el primer cuarto), pero poca confianza. Casimiro tocaba teclas y metía a dos de los que componen el núcleo duro. Alberto y Jaime daban otra marcha. Emergía Wiltjer, blanco de críticas. El canadiense se aislaba del ambiente y ofrecía puntos, su mejor y casi única arma, para amortiguar (17-17).
El partido volvió a unos cauces cotidianos. No se disolvió la igualdad, ambos equipos no se escapaban a más de una canasta. Sostenía ahora Alberto Díaz, que ponía corazón y acierto. Dos triples y una bandeja del base permitían mantener el ritmo. Había pocas manos cajistas para resolver. Cogía el testigo Shermadini, que daba aliento cerca del aro bien alimentado. El georgiano sumaba una decena con facilidad y daba algo de respiro al descanso (40-38). El partido, de mucha trascendencia por el contexto y para la clasificación, estaba en un puño.
No tenía vértigo el Burgos, que escalaba paso a paso. Sutton, qué impacto el suyo en la liga, y Fitipaldo daban una mínima ventaja (46-47). Sofocaba Roberts con sus primeros puntos y encontraba algo de fluidez el Unicaja. Había vías de fuga en la pintura castellana y los de Casimiro las aprovechaban. Una canasta y un triple de Milosavljevic y un triple de Alberto, a pase precisamente del serbio, abrían la primera brecha seria (60-51). Había amago de escape y lo paró Diego Epifanio. Otro dos aciertos desde fuera del malagueño y Salin servían la rampa. Benite respondía en un momento crítico para los visitantes (66-57).
Quedaba otro examen para los cajistas, tener el temple para sellar el triunfo. Hubo colmillo en el momento necesario. Seis puntos de Salin devolvían la alegría al Carpena, que olvidaba los pitos y se levantaba de su asiento. La distancia parecía ya sí insalvable (76-60). Burgos probó una zona, que en su día condujo a agujeros negros, pero no quedaban asideros entonces. El Unicaja saboreaba el triunfo tras dos derrotas y recuperaba la sonrisa delante de su gente, principal sostén para seguir en lugares nobles de la tabla. Hubo hasta cierta comunión y minutos para Stilma, quizá el canterano más cerca de dar el salto. Quedan cinco jornadas y el play off está algo más cerca.
Ficha técnica:
Unicaja 91 (17+23+26+25): Roberts (5), Salin (12), Milosavljevic (10), Wiltjer (12), Lessort (7) - cinco inicial - Alberto (17), Jaime (11), Waczynski (-), Díez (2), Stilma (-), Shermadini (15), Okouo (-).
San Pablo Burgos 70 (17+21+19+13): Fitipaldo (15), Frazier (2), Zipser (2), Sutton (6), Lima (4) - cinco inicial - Álex López (2), Benite (17), Barrera (-), Cancar (11), Vega (3), Huskic (8).
Árbitros: Calatrava, Caballero y González. Eliminados: Lima.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 29 de la fase regular de la Liga Endesa disputado en el Martín Carpena de Málaga ante 6.200 espectadores.