Joel Freeland es uno de esos jugadores que tuvo en Málaga su trampolín para un universo superior. Tres años pasaría el británico en el Unicaja, aunque después de su salida ya nada volvería a ser igual para él. Ahora, más de un lustro después, se le tiene perdida la pista. ¿Qué es del pívot? Se encuentra a caballo entre Gran Canaria, donde ha instalado su residencia en España, e Inglaterra, su país natal. Su retirada no es oficial, ni él ni su agencia lo confirmaron, pero lo cierto es que lleva tres temporadas fuera de la competición. Se marchó en el verano de 2017 del CSKA de Moscú y ese fue su último club.
No fue fácil su etapa en el gigante ruso, en el que estuvo dos campañas. Lo repatrió de la NBA, donde perteneció durante tres cursos a los Portland Trail Blazers (la misma franquicia que lo había drafteado en 2006), con un sueldo estratosférico. La idea era que fuera una de las piedras angulares de un proyecto con el único objetivo de ganar. Una lesión de hombro hizo que no tuviera continuidad a las órdenes de Itoudis. Una etapa que, en cierta manera, le aisló del primer nivel por un desgaste mental muy grande. Le enfocó a nuevos proyectos.
Él sigue entrenando con algún equipo, aunque su pretensión no es volver a jugar como profesional. Al menos, por el momento. Hay que dejar claro que el jugador se encuentra plenamente recuperado de los problemas en el hombro derecho. Ahora la ilusión del interior, que tiene 33 años, es montar una academia de baloncesto con dos sedes. Una en Gran Canaria y otra en Inglaterra, donde él a empezar a trabajar personalmente. La crisis del coronavirus ha roto en gran parte los planes del inglés, que pretendía que abriera sus puertas en el verano o justo después.
Desde las islas llegó a Málaga Joel Freeland, que dejó un grato recuerdo en el Carpena. Fue subcampeón de Copa del Rey con el equipo malagueño en 2009, a las órdenes de Aíto García Reneses. Su marcha llenó las arcas de Los Guindos, con más de un millón de euros y él se llevó un pedazo de Málaga en su corazón. Incluso tenía pensando comprarse una casa en la Costa del Sol. "Málaga es una ciudad que me enamoró en todos sus sentidos y la verdad es que sólo tengo buenos recuerdos y momentos", decía en 2015 cuando vino con el CSKA de Moscú. Si para él se acabó el baloncesto profesional, una carrera de mucho nivel.