Desde el inicio de la pandemia, la seguridad sanitaria de sus jugadores, entrenadores y técnicos, tanto de las plantillas profesionales como de los equipos de L’Alqueria del Basket, así como de sus empleados y aficionados ha sido la prioridad principal para Valencia Basket. El trabajo de los profesionales médicos de nuestro Club fue decisivo para crear un protocolo de seguridad sanitaria pionero en nuestro país que permitió a nuestros jugadores ser los primeros profesionales del baloncesto en volver a entrenar en su pista habitual. El completo proyecto de control sanitario de nuestra candidatura, unido a contar con una instalación única como L’Alqueria del Basket, decantó la balanza a favor de Valencia a la hora de ser elegida como sede de la Fase Final de la Liga Endesa 2019-20. En opinión del jefe de los servicios médicos del Valencia Basket, el Dr. Ignacio Muñoz, la experiencia de albergar ese evento demostró que “manteniendo esa rigurosidad que tuvimos en la burbuja podemos trabajar con cierta seguridad”.
Impulsados por el éxito de esa primera experiencia, el modelo de actuación global se ha seguido actualizando y aplicando para garantizar la salud de todas las personas que viven y trabajan en Valencia Basket y de todos los equipos que vienen a visitarnos. Esto ha permitido a nuestro Club mantenerse como opción elegida para albergar eventos como la única fase previa del Adidas Next Generation Tournament de la Euroliga que se ha podido disputar esta temporada o ser el anfitrión de la Copa de la Reina que se jugará en nuestra ciudad del 4 al 7 de marzo. Para conocer un poco más los detalles del protocolo COVID-19 para la detección, cuidado y recuperación de nuestras plantillas profesionales, hablamos con los responsables de actualizarlo y velar por su cumplimiento y con los deportistas que se benefician del mismo.
Las plantillas profesionales de Valencia Basket se someten semanalmente a los controles PCR que vienen marcados por la normativa de las competiciones que disputan. Aunque como recuerda el Dr. Ignacio Muñoz, “no hemos escatimado esfuerzos en proteger la salud de nuestros equipos. Hemos seguido a rajatabla los protocolos marcados por el gobierno y las autoridades deportivas, pero hemos hecho un esfuerzo muy grande para incluso incrementarlos con criterios que nosotros pensábamos que eran de sentido común”.
Cuando algún miembro de las plantillas profesionales tiene un resultado positivo en alguno de los PCR de control o en la prueba realizada tras presentar síntomas compatibles con el COVID-19, la actividad deportiva de ese equipo se detiene de inmediato y se somete a la totalidad de la plantilla, cuerpo técnico y personal de contacto estrecho con el equipo a un test de respaldo. Como explica el doctor Sebastià, médico del primer equipo femenino y L’Alqueria del Basket, “siguiendo el protocolo de la Federación Española de Baloncesto, repetimos PCR una vez pasadas 48 horas a todas las jugadoras. Y siempre y cuando todas las jugadoras salgan negativo, se pueden incorporar a los entrenamientos”.
Para los casos positivos que tienen que permanecer aislados en sus domicilios, el doctor Sebastià explica que “diez días después de haber dado positivo, se repite la PCR para comprobar si se ha negativizado el resultado. En caso contrario, se esperan un par de días y se repiten las veces que sea necesario hasta que el resultado se negativiza”
Dar negativo solo es el primer paso para volver
Ese resultado negativo en el PCR implica que se ha superado la enfermedad, pero antes de retomar la práctica del deporte profesional es necesario un control exhaustivo de la salud del afectado y una incorporación gradual al entrenamiento. Antes de poder empezar a trabajar con el equipo, el jugador se somete en días consecutivos a un electrocardiograma, analíticas de sangre y serologías, un ecocardio y una prueba de esfuerzo. Como explica el prestigioso cardiólogo Dr. Jose Antonio Ferrero, “hemos diseñado un protocolo para detectar posibles complicaciones post COVID-19. Usamos los tratamientos actuales preventivos para recuperar más rápido y buscamos localizar si existe alguno de los tres problemas más importantes que da esta enfermedad en la recuperación: la afectación cardiaca, la afectación pulmonar o la afectación trombótica”.
Si los resultados del primer electrocardiograma no lo desaconsejan, después de dar negativo los jugadores pueden empezar a trabajar de manera individual bajo la tutela de los preparadores físicos. El encargado de esta tarea en el primer equipo femenino es Pau Alcácer, que señala que “junto a los doctores Sebastià y Ferrero ofrecemos una serie de suplementación y parámetros que pensamos que van a ayudar a mitigar los efectos de la enfermedad y ayudarles en la recuperación. Esa recuperación va poco a poco, en gimnasio y en pista y de forma individual. Guiándonos con el feed back que nos da la jugadora van progresando hasta que llega el momento en el que la situación permite que se integren poco a poco en el trabajo del equipo. Primero en partes y luego ya sesiones enteras”.
Dos de los jugadores que han pasado por este proceso y ya están reincorporados al trabajo con sus equipos, el alero Fernando San Emeterio y la base Leticia Romero, nos aportan el punto de vista del deportista en todo este proceso. San Emeterio recuerda que “enseguida desde el Club estuvieron muy atentos. Estuvieron haciéndonos pruebas continuamente para ver si era verdad el positivo. Y a mi familia también. Ellas han dado negativo todo el rato pero les estaban haciendo seguimiento también. Y nos dieron todo tipo de facilidades por parte de los doctores”.
Por su parte, Leticia Romero señalaba que “lo que se hace aquí no le he visto en ningún otro sitio y nos da una tranquilidad máxima. Se preocupan tanto que por nuestra parte que a nosotras solo nos queda la preocupación de volver a estar al nivel que tenemos que estar”.