El Mundial de baloncesto es uno de los eventos más importantes del deporte. El segundo evento más importante a nivel de selecciones, solo por detrás de los Juegos Olímpicos. En él se han visto varios equipos y campeones de leyenda y con ello partidos y canastas que pasaron a la historia.
En el baloncesto hay canastas que valen partidos enteros. Puntos que cambian por completo no solo un encuentro sino el torneo. Eliminatorias igualadas que se deciden por un solo instante en el que un jugador se convierte en el héroe de su país.
Yugoslavia se veía con un pie en la final del Mundial 86 celebrado en España. Un equipo de leyenda liderado por Drazen Petrovic que vio como la URSS igualaba el partido 85-85, tras tener una diferencia de nueve puntos justo antes del final para ir a prórroga. La Unión Soviética no falló en el tiempo extra, dejando a Yugoslavia sin final.
Rusia y Estados Unidos se enfrentaban en la semifinales del Mundial de 1998. Una rivalidad que aun no olvidaba la guerra fría y que se llevaría el país surgido de la Unión Soviética gracias a la épica canasta de Sergey Panov en los instantes finales del partido.
España empató en el tiempo reglamentario frente a una correosa Australia. Un resultado tremendamente ajustado al que no se podría haber llegado sin una de las clásicas 'mandarinas' de Sergio Llull. El base lanzó cuando acababa el tiempo del primer cuarto de tres para poner a España justo por delante. Una canasta decisiva para el devenir del partido que quedó en el recuerdo de los españoles en el último mundial.