Muere Dikembe Mutombo, leyenda de la NBA, a los 58 años

El exjugador de baloncesto Dikembe Mutombo ha fallecido este lunes a los 58 años a raíz del cáncer cerebral que padecía. El expívot era miembro del Salón de la Fama después de una carrera que le llevó a jugar en los Denver Nuggets, Atlanta Hawks, Philadelphia 76ers, New Jersey Nets, New York Knicks y Houston Rockets.

El congoleño ha fallecido en Atlanta, donde residía, rodeado de su familia. Su 2,18 metros de altura le convirtieron en uno de los mejores defensores de la historia, llevándose el galardón al mejor jugador defensivo de la NBA en 1995, 1997, 1998 y 2001, año en el que alcanzó la final de la NBA junto a Allen Iverson en los Sixers.

Además, entró en 1997, 1998 y 2001 en el mejor equipo defensivo del año y en 1995, 1999 y 2002 en el segundo. Dikembe Mutombo fue ocho veces All Star y entró en 2001 en el segundo mejor quinteto de la competición y en 1998 y 2002 en el tercero. Finalizó su carrera como el segundo máximo taponador de la historia.

Su carrera estuvo marcada también por las numerosas labores humanitarias que realizó, con especial atención para la atención médica de los más desfavorecidos en la República Democrática del Congo.

Comunicado de Adam Silver, Comisionado de la NBA tras la muerta de Dikembe Mutombo

«Dikembe Mutombo era simplemente más grande que la vida. En la cancha, era uno de los mejores taponadores y jugadores defensivos de la historia de la NBA. Fuera de la cancha, se entregó en cuerpo y alma a ayudar a los demás».

«No había nadie más cualificado que Dikembe para ser el primer Embajador Mundial de la NBA. En el fondo era una persona humanitaria. Le encantaba lo que el baloncesto podía hacer para influir positivamente en las comunidades, especialmente en su República Democrática del Congo natal y en todo el continente africano. Tuve el privilegio de viajar por el mundo con Dikembe y ver de primera mano cómo su generosidad y compasión elevaban a la gente. A lo largo de los años, siempre ha estado accesible en los eventos de la NBA, con su sonrisa contagiosa, su voz atronadora y su característico movimiento de dedos, que le han granjeado el cariño de los aficionados al baloncesto de todas las generaciones.

«El espíritu indomable de Dikembe continúa en aquellos a los que ayudó e inspiró a lo largo de su extraordinaria vida. Soy una de las muchas personas cuyas vidas fueron tocadas por el gran corazón de Dikembe y le echaré mucho de menos. En nombre de toda la familia de la NBA, envío mi más sentido pésame a la esposa de Dikembe, Rose, y a sus hijos; a sus muchos amigos; y a la comunidad mundial del baloncesto, a la que amaba de verdad y que le correspondía».