La vida existe para sufrirla, vivirla y compartirla. Un letargo perecedero en el que puedes alcanzar el cielo para luego caer al infierno. Eso sí, no hay caída que no pueda combatirse con esperanza. Y es que así es el Betis, como la vida misma. Una entidad que logró devolver el veneno por el baloncesto a la ciudad, en la que poco importa el pasado, pues la ilusión del presente y el futuro pueden con todo ello. Sevilla, el baloncesto y el Betis, ya tienen su primer título oficial.
Eso sí, no hay caída que no pueda combatirse con esperanza. Y es que así es el Betis, como la vida misma
32 años han tenido que pasar para que se inauguren las vitrinas de San Pablo. Una empresa harto complicada, pues el Betis Energía Plus tuvo que remar hasta el final para conseguirlo. Buena culpa de ello tuvo el RETAbet Bilbao Basket, que intentó negarle la fiesta a la parroquia verdiblanca pero que acabó hincando la rodilla ante los jaleos de más de 7.000 almas.
En una final poco importan las rachas, el estado de forma o las aspiraciones. El favoritismo poco importa. Y así se ratificó en el inicio de partido. El RETAbet comenzó súper enchufado, contando sus canastas por triples. El culpable, un acertadísimo Brown, infalible desde la zona exterior con nueve puntos en tres minutos. Pero San Pablo siempre aprieta y así despertó a los suyos. Con una buena defensa y con Bropleh como estrella (100 % de efectividad de tres), además de un parcial de 6-0, lograron dar la vuelta al marcador y terminar el primer cuarto con una leve ventaja (20-19).
En el segundo cuarto los pupilos de Curro Segura salieron más decididos. Y como buen equipo, el trabajo fue coral. Con una buena defensa, el Betis logró noquear el acierto de tres del RETAbet, obligado a buscar alternativas. En ataque se repartieron los puntos, con Almazán como hombre destacado. Los verdiblancos aumentaron levemente su ventaja, con 40-35 al descanso.
A partir del paso por vestuarios, un partido nuevo. No era Grecia, tampoco Turquía o Rusia. El infierno era verdiblanco y residía en San Pablo. Un escenario que pesó al Bilbao Basket, que aquejó un desacierto inédito hasta ese momento. Tal es así que apenas lograron 11 puntos en el cuarto, y durante cinco minutos apenas lograron canasta. Una debilidad que aprovechó el Betis, gustándose con algún que otro triple de Dee o una penetración de Dani Rodríguez. Así las cosas, los hispalenses cerraban el penúltimo cuarto con 61-46. Bropleh, con 23 de valoración, y Steinbrook, con 12, los mejores.
Una ventaja suficiente para hacer de San Pablo una fiesta. La gloria estaba más cerca, el amargor de años pasados fue sustituido por la miel de una dulce victoria, por una plata que ahora bañará sus vitrinas. Mumbrú agotó sus bazas en el último cuarto, agarrándose al acierto de Brown para intentar recortar distancias.
No obstante Stainbrook dobló su puntuación y una buena defensa fue suficiente para calmar los ánimos visitantes. Si bien es cierto que hubo un arreón final, no logró empañar el trabajo del Real Betis. Un equipo que vuelve a soñar, que vuelve a sonreír. Y lo más importante, ha devuelto la ilusión a la ciudad por el baloncesto.
Al final, los sueños se cumplen si se desean con fuerzas...
Real Betis Energía Plus: Dani Rodríguez (12), Borg (2), Bropleh (16), Malmanis (-), Stainbrook (12), Lluís Costa (9), Dee (5), Almazán (10), Obi (3), Samb (5), Tunde (6) y Marcius (-).
RETAbet Bilbao Basket: Matulionis (3) Brow (23) Schreiner (-), Gual (3), Uceda (10), Rubio (-), Larsen (-), Martí (6), Huertas (4), William (4), Demetrio (13)
Incidencias: Partido correspondiente a la final de la Copa Princesa de Asturias. 7.626 espectadores.