Ni una lágrima más
El FC Barcelona consiguió un ¿insuficiente? empate este martes ante el Real Madrid en la ida de las semifinales de la Copa del Rey. El escenario, el Camp Nou, invita a pensar en ello, en insuficiencia. Las individualidades, las de Semedo, las de Malcom, entre otros... os lo aseguro, notables.
Leo Messi partió desde el banquillo. Leo Messi comenzó el encuentro sentado, con gesto serio, semblante desencajado y numerosas dudas alrededor de su figura. Malcom era el sustituto, Malcom era el 'señalado' por Ernesto Valverde para hacer olvidar al genio.
Y respondió.
No comenzó bien, seamos sinceros. Malcom falló la ocasión más clara que había tenido el Barça tras el tanto de Benzema (Matheu se la anuló mal, por cierto, para sorpresa de los amantes de dicho colegiado).
Fue fallar y comenzar a crecer. Semedo, que completó un increíble encuentro desde el lateral le ayudó muchísimo. Marcelo, que estuvo ridículo durante los 93 minutos que duró el partido, no las veía venir.
El brasileño azulgrana encaró una, otra, otra y otra vez. Parecía un avión al lado de un torpón e incluso, me permito, falto de forma Marcelo. Espectacular encuentro cuando todo el mundo miraba alrededor de su figura.
Si sus desmarques, sus desbordes, sus pases, sus centros -puso una asistencia a Rakitic que se fue a la madera- eran insuficientes, el tanto del empate, el tanto que permite al Barça seguir con vida en la eliminatoria, fue suyo.
Tras las lágrimas de Milan, tras las críticas después del partido de Sevilla, tras los rumores y los intentos interesados de alejarle del Camp Nou, Malcom apareció cuando más lo necesitaba su equipo, cuando menos lo esperaba su público.
Como bien diría la canción...
"Por pensar
que sólo a tu lado yo valía.
Callado con miedo a tu despedida
he sufrido callado.
Ni una lágrima mas"
