Carlos Merino: “Del Athletic me queda la cosa de que no era tan malo”
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Carlos Merino, centrocampista talentoso y vistoso de ver, arribó al Athletic en el año 2000 desde el Nottingham Forest, aunque apenas pudo dejar destellos en ocho partidos oficiales. De su etapa sobreviven Iraola, Gurpegi y Aduriz, que subía a entrenar desde el filial. Recuerda de su debut ante el Villarreal y “poco más”, para deslizar que “la situación que viví en el Athletic no la viví en otros equipos, en Primera con el Numancia y Nàstic siempre he sido partícipe. Me quedó esa cosita de decir, tan malo no soy que igual pensé en Bilbao”.
La afición le aclamaba por la calle, reclamaban mayor presencia en las alineaciones. Merino, que ahora es jugador del Portu, lo justifica con modestia: “Era la novedad, venía de Inglaterra, cuando jugué me quedé con buenas sensaciones…, pero es lo que hay. Me da un poco de rabia remontarme a hace 15 años”, rememora en Radio Bilbao. A su espalda muestra orgulloso una carrera prolífica entre Primera y Segunda en las filas de Burgos, Numancia, Nàstic, UDL, Albacete y las experiencias en Austria (Wacker Innsbruck) y Grecia (Panthakikos). Ahora goza en el Portugalete después de tres años fuera: “En principio vuelvo por tema físico, me recuperé bien, salió la oportunidad del Portu, quería algo a otro nivel, sin viajes en equipos de Segunda B, quería estar tranquilo y me decidí. Quiero seguir disfrutando y físicamente me lo está permitiendo”. A sus 34 años sólo se marca la meta de la próxima estación, sin presiones, un extremo que conoce el club jarrillero: “Ya les dije que si no me respondía la rodilla me iba antes, pero está aguantando bien, estoy contento y me lo tomo como un profesional”. Su hermano Gustavo, que ha colgado las botas, estuvo dos temporadas enrolado en el Portu y el campo, apunta Merino, “es una pasada, nos animan mucho”. El líder Arenas se coloca a tiro: “Nuestro objetivo es el primer puesto. Queremos quedar primeros y sabemos que lo podemos lograr. Hemos estado a 10 puntos de ellos”. A los más jóvenes del equipo de Ezequiel Loza les arenga a luchar por su sueño: “San Mamés no es un Apostol”, les lanza.