Kopicki, Davalillo, un derbi con el Caja Bilbao en La Casilla

Me dice mi amigo Víctor que no entiendo de Basket. Y de entender, que, lo justo para saber que hay un aro con redecilla por el que meter el balón  a fin de que los puntos se dibujen en el luminoso. Y que se juega con las manos, claro. Me lo suele decir cuando me levanto de la silla para denunciar una mala defensa o festejar un triple que a él pareció defectuoso. Lo último que le alcanzó a decirme antes de que nos separáramos por un tiempo indefinido fue que la línea de tres ya no estaba a seis veinticinco, y que los tiempos no eran dos, sino cuatro.

Fui a La Casilla. Como siempre. Como lo vengo haciendo desde años atrás. Cuando el Basket se hizo carne de ACB. Merced a un 'Patronato' generoso que se desprendió de su talento para ponerlo al servicio de un proyecto "que pinta bonito". Santiago Segurola, que sabe de esto y escribe muy bien. Que "luego de tres temporadas", este equipo es capaz de que La Casilla pierda un kilo de sudor por aficionado cuando el juego se desata como hoy lo ha hecho.

Era el partido de la temporada. El duelo por excelencia. Lucha de 'cajas'. Se lo dije a mi amigo Pedro antes de coger el tren en La Canilla. Voy a ver al 'Caja'. Y él, creyendo que en el no querer reside el verdadero conocimiento, me dijo en presencia de otros: "No me hables de muertos". Por lo de la 'caja' que el equipara a 'féretro'. Maldita la gracia. Humor de perros. Él se lo pierde.

Menudo partido. Partidazo. Se lo iba contando por wasap a mi compañero Asís Martín, que hacía guardia en su garita del confinamiento. Igualado. Lo esperado. Si un equipo se va en exceso en el marcador, el Basket pierde su sentido de ser. Es espectáculo. Muy por encima del fútbol. Y lo dice un futbolista al que le gustaba gustar. Pero también alguien que es uno con lo que dijo el otro día el 'Leon de Belfast' en este mismo periódico: "me gustaba más jugar que ver cómo jugaban otros". Y me sigue gustando. Jugar. Para ver, para disfrutar, para encenderme, e incluso gritar: el Basket.

Este partido en el que están midiendo su fuerza y su talento la 'Caja de Ahorros Municipal de Bilbao' y la 'Caja Provincial de Alava'. Sin patrocinio no hay juego. Y estos que amparan a una capital como Bilbao, y a toda una provincia como Alava parecen potentes. Capaces de armar dos equipos que prometen y cumplen. De sentar en el banco a dos entrenadores tremendos. Pepe Laso. José Antonio Figueroa, que el otro día me firmó un cromo en el estanco que Rosario tiene en Neguri. Dos leyendas. Lo serán cuando ya no dirijan. Hoy, en ellos está la capacidad de mandar a parar a sus jugadores cuando se desmanden. Pero no hará falta. Tiempos vivos, que no 'muertos'.

Porque es como si jugaran solos. Consignas en el vestuario que ni siquiera corrigen. Hágase su voluntad. La de ellos. La de los azules. Un quinteto de memoria. Porque cinco saltaron de inicio y los mismos cinco se habrían retirado de no haber sido por los 'imponderables'. Llorente, Llanos, Davalillo y esas dos franquicias que tanto se hacen querer. Lockhart, Kopicki.

El 'Txipiron' lo jugó todo. Igual que Toñin. Qué barbaridad. Qué aguante. Qué rendimiento. Rotaciones: ¿qué es eso? Y cuarenta minutos habría jugado 'Jota' si Figueroa no le hubiera dado una pizca de descanso. Y todo el partido, 'Joe, si no le hubieran señalado la quinta. Y las ausencias de Txus, a posta, para que lo echáramos de menos. De menos eché más puntos de Darrell Lockhart.

De menos, esos triples de Joe Kopicki, que, sin embargo, me volvió a enamorar por su estética. Camiseta de mangas por dentro. Por su elegancia a la hora del rebote. Su flequillo. Su cara de niño bueno. Sus brazos que aparecen debajo de la canasta para anotar de dos. No se prodigó de tres ni desde la media distancia. A veces conviene reservar municion. Habrá más batallas. Él lo sabe. Se retira al filo. Se sienta. Una toalla protegiendo su cuello. 203 centímetros. Por encima de los 100 kgs. ¡Y su cuerpo parece tan liviano como la pluma que el águila pierde para enredarse en el pelo de un montañero!.

Lo de Llorente fue... ¿Qué fue lo de Llorente? Un escándalo. Como si Figueroa se hubiera dado una vuelta por Iturribide. Una cuadrilla saltando al ritmo de "Sarri, Sarri, Sarri, Sarri, Sarri, Sarri". Ve al cabecilla. Lo capta. Le dice. ¿Quieres tirar unas canastas, chaval? ¿Quieres ser el director de mi 'banda'? Anda. Ven. Cámbiate. Dirige al equipo. Bota. Camina. Corre. Reparte. Penetra. Y si te aparece intentarlo de lejos...

¡Qué barbaridad! Se nos fue este chico casi hasta los treinta. 'Los Llorente'. Le dan a todo. Qué suerte tenerlo con nosotros. Y a Román Carbajo, que suplirá a Kopicki cuando de tanto bregar se vaya a las cinco faltas. Exigido por un Caja de Alava que se sumó a la fiesta y a punto estuvo de aguarla. Uno no esperaba menos. De Vitoria-Gasteiz vinieron Brizuela, Garayalde, De la Fuente, Pablo Laso, Abdul Jeelani, Kerejeta, Josean Kerejeta, ¿les suena? Quizás no habrá de despertar simpatías cuando pase a los despachos. Pero en la cancha, hoy, botando sobre este piso cuarteado, de justicia será convenir que tiene un guante muy largo que le va desde el hombro hasta su mano: ¡qué manera tan elegante de anotar!

El tiempo pasa más rápido cuando el partido se parte en dos trozos de veinte minutos. Vivir es mantener los ojos bien abiertos ante el espectáculo que seres más avanzados que nosotros nos regalan. ¿Entender? ¿Para qué? Mejor ser feliz sin pretenderlo. Y que nos quiten lo 'jugao'. Hoy. En La Casilla. El Ayuntamiento abrió las puertas. Y menuda la que se armó. 84-76. 'De ocho'. Cuando ganar es lo único que importa.

Post-Scriptum: Luego de lo del Basket. De la final del 77. Del mundial del 70. De ver a los escaladores retorciéndose Mortirolo y Marmolada arriba. Luego de eso que está por venir. Le estoy cogiendo el truquillo a esto que llaman confinamiento. Hasta el punto de pedirle a Pedro Sánchez que lo demore sine die. Y si llega el momento de los candados rotos, quizás ya no tenga ganas de salir a la calle. No lo entenderán. "Vendrán por mí, por ti, por todos", Goytisolo.  "Jaula es la vía de palomas muertas / y ávidos cazadores", José Martí. ¡Yo me quedo en casa!

Toñín Llorente, J.J.Davalillo, Joe Kopicki y Darrell Lockhart, Caja #Bilbao 86/87: pic.twitter.com/GGgEy36tS2

— Recuerdos Liga ACB (@RecuerdosACB) September 26, 2018