Luz al final del túnel para el Bilbao Basket

De nuevo a reinventarse. Es lo que tiene una economía de guerra como la del RETAbet Bilbao Basket. No todas las temporadas se puede acertar como sucedió en la campaña 2019/20 con la irrupción en la ACB de Axel Bouteille y Ben Lammers. Álex Mumbrú y la dirección deportiva configuraron una plantilla barata (es lo que hay), siendo Ondrej Balvin el hombre referencia del equipo MIB. El pívot checo lo estaba bordando, hasta que las ventanas FIBA echaron por tierra una referencia que a pesar de todo resultaba insuficiente para que funcionara el conjunto.

La prematura lesión de Tomeu Rigo no auguraba nada bueno y los resultados tampoco acompañaban. Sólo Rousselle y el intermitente Jaylon Brown daban el callo pero urgía hacer relevos sobre todo en la pintura. Kulboka no era el de la temporada pasada y la aportación de Zyskowski, MVP de la liga polaca no convencía. Resumiendo. Los resultados no llegaban y los hombre de negro se instalaban permanentemente en los puestos peligrosos. Incluso Gipuzkoa Basket, que parecía un claro candidato al descenso, se llevó un partido sobre la bocina frente a Andorra que le agarra para luchar por la salvación.

La testimonial cesión de Kljajic arreglaba el tema de los cupos pero ya se trabajaba para sustituir a la pareja interior que no daba el rendimiento deseado. La lesión de Serron acabó por descompensar el grupo y la estrepitosa derrota en Zaragoza hizo que Bilbao viera el infierno cerca. Trabajó con rapidez la dirección deportiva, dio de baja a Jones y Moses, y activó contrarreloj al norteamericano John Jenkins para el partido de Fuenlabrada.

Y vaya si se activó. El equipo necesitaba un jugador de sus características para esos momentos del "clutch time", esas secuencias en las que la mano no tiembla y que todo equipo dispone (léase Frankamp, Robertson, Jeremy Senglin... por citar algunos). Llegó por dos meses pero seguro que acabará la temporada si mantiene esas prestaciones.

Los posibles avances del Bilbao Basket

La llegada del nigeriano Aminu aportará músculo en la pintura y junto a un mejorado Dos Anjos y el cedido Huskic intentarán aguantar el juego interior hasta el regreso de Balvin. Al equipo ahora se le ve con otra cara, otra chispa. Sería positivo que Ludde Hakanson olvidara sus problemas y desmostrara el porqué de su fichaje.

Queda mucha Liga Endesa, pero parece que Bilbao Basket ha recompuesto el puzzle a tiempo y que a pesar del hándicap que supone jugar con las gradas de Miribilla vacías (pienso que es de los equipos más afectados), los de Mumbrú se jugarán los cuartos con Fuenlabrada, Real Betis y Estudiantes. Eso sí. ¡Quiero un Jenkins en mi equipo!!!!

Por Carlos Ballesteros, seleccionador de Bizkaia Junior Masculino. 

@karlosballes