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Un Portugalete condenado a repetir su historia

Un Portugalete condenado a repetir su historia

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Kuitxi Pérez
Salado no pudo evitar la derrota en Ibaia para el Portu.
Salado no pudo evitar la derrota en Ibaia para el Portu.

Se dice que "aquel que olvida su historia está condenado a repetirla". Aún cuando el pasado se nos escape una pizca más allá de un lustro. Se le escapa a la dirección deportiva del Club Portugalete. O, al menos, eso parece. Esa impresión da. Eso diría la mente inteligente de un 'dron' colgado en el cielo de La Florida. La que vio llegar a Ezequiel a Loza en 2014 con la única intención de que, de su mano, el 'Portu' se alzara a la Segunda B por segunda vez en su centenaria historia.

Estrenaba legislatura la plancha encabezada por Eduardo Rivacoba Zurimendi. Llegar y besar el santo.  Campeón del grupo 4 de Tercera División. Un equipo al que el técnico de Santoña trabajó hasta hacerlo jugar de memoria. Un once que la historia memorizó. Macias; Kevin Calle, Olaortua, Moya, Galán; Arbeloa, Ioritz Bilbao, Carlos Merino, Germán Beltrán; Santxo y Zarate.

El alargamiento de la competición aceleró la construcción de la plantilla. Prisas. Esas que no son buenas consejeras. Malévolas. El once que tuvo Loza en Segunda B era de inferior calidad al que le había llevado al ascenso. Sobre polvos y lodos. Desde fuera se veía. Desde el banquillo, Ezequiel Loza lo sufría. Fue un querer y no poder. O tal vez todo era cuestión de tiempo. De paciencia. Aguantar hasta el invierno y su mercado. Comprar para tapar carencias y rescatar genialidades.

Mientras, la liga iba descontando jornadas hasta llegar a la 13. Hora de hacer balance de seguido a la derrota casera [1-3] ante La Roda. Una victoria, siete empates y seis  derrotas. "Días como éste" título el cronista días antes de que el autobús del Portu viajara a tierras zaragozanas para dejar a la expedición a las puertas del estadio del 'Ebro'. Derrota. Jornada 14. Y aunque por delante quedaban 24 batallas por librar, "No va más", se le dijo a Ezequiel Loza en la habitación de las destituciones. De ser la 'solución' a convertirse en el 'problema'. Mientras abandonaba La Florida, en los ojos de Ezequiel se reflejaba una infinita tristeza.

Se trataba de cambiar. Tentar a la suerte. Se tiró de lista. Alguien apuntó el nombre de Asier Intxaurraga. Aceptó. Gustoso. 24 jornadas tenía por delante. 72 puntos en liza. Una burrada. Salvación o fracaso. El del entrenador. Un técnico que habría de  contar con  refuerzos para hacerle frente al futuro. Descenso. Lento pero seguro se fue precipitando el 'Portu de Intxaurraga' hasta chocar violento con el fondo del abismo. Una temporada en Segunda B. Como sucediera en 2005-2006 luego de que Javi González Etxebarria aleccionara en la categoría de bronce al mismo equipo con el que había ascendido. 'Magic Time'. Cuán pronto se va el placer. En La Florida.

Una muy mala temporada de la escuadra jarrillera a las órdenes de Ibon Etxebarrieta. Se hizo añicos en Loinaz, estadio al que acudió para retarle a todo o nada al Beasain. Sangrante derrota. Ni siquiera un play off que llevarse a las botas. Aitor Calle, un hombre con muchas ganas de engrandecer desde el banquillo al equipo cuya zamarra había vestido. Traía un proyecto gigantesco. Maneras con las que enamorar a la parroquia de La Florida. La cosa iba bien.

De cine. Hasta que un encontronazo entre presidente y técnico provocó un adiós corto, precario, sangrante. Versiones contrapuestas la que se divulgó en la Asamblea del Club y esa otra que Aitor Calle le hizo saber al Desmarque Bizkaia. Rivacoba retrocedió en el tiempo. Corto viaje para recuperar la figura de Carlos Docando.

Técnico getxotarra que había ocupado el banquillo de La Florida en los dos últimos años del mandato presidencial de Amable Martín Vidal. Le había ido bien al Portu, a pesar de que el ascenso continuara siendo una asignatura pendiente desde aquella caída de una Segunda B que, por su belleza, casi hiciera enloquecer a la masa jarrillera.

Lo bordó Carlos Docando. Lo bordaron sus futbolistas. Tan solo un árbitro deshonesto le impidió al Portu competir de tú a tú en un Castalia de leyenda. Antes, Llanes y Plasencia cayeron sometidos por un Portu que jugaba de locura y por ello infundía miedo. Carlos Docando, más que nadie, merecía aquel ascenso. El nivel que alcanzó el equipo en la ida de La Florida frente al Castellón fue estratosferico. Fútbol colosal encabezado por el portentoso Mikel Cubería Etxebarria. Tanta virtud y, sin embargo, Docando no pudo rematar su faena.

No siguió al frente del equipo. Rivacoba Zurimendi tenía otros planes. Cerró los ojos. Fue entonces como, así, su memoria selectiva le borró el recuerdo de que un día, para estrenarse al mando de la 'nao jarrilera', el capricho de sus ojos le había puesto delante a Ezequiel Loza. Creía acertar, volver a hacerlo, Rivacoba. "El Portu es lo mejor que me podía pasar; colma mis deseos", confesión de Ezequiel Loza al Desmarque Bizkaia. Tan reciente todo. Y sin embargo, historia olvidada. Por las dos partes. Cayeron en la tentación. O sea, condenados a repetirla. La historia. El presidente, el entrenador, el club, la afición.

"Los que olvidan la historia están condenados a repetirla". A repetir una temporada de lujo culminada con un campeonato que tuvo en Las Llanas el referente de un equipo poderoso. Llagostera y su piso de cemento pintado de verde. Alondras en el medio. Y lo duro que fue caer ante el Prat con ese gol en propia puerta que habría de convertirse en la espina que Txopi, en el curso siguiente, 'de la Pandemia' llamado, habría de sacarse con los dos tirones de tenaza que en esencia fueron Basconia y Sestao en un play off intenso y ligero como todo lo que es 'expres'.

En Segunda B. Esa categoría en la que "quiero dejar asentado al Club Portugalete". Rivacoba, bien ubicado. La historia del Portu se estaba repitiendo ante sus ojos. Para bien. Para mal. Cayó 'Tiniko' Trespalacios, por ejemplo, el director deportivo que con tanto mimo había ido confeccionando  la plantilla. Cayeron, por motivos disímiles, futbolistas de tanto peso que llegaban a hundir el suelo de los campos de Tercera.

El intencional Yaser Hamed Mayor. El portentoso Cubería. El "Messi cantabro" que a la llamada de Isuardi respondía. Artabe, Ukerdi Corres, Galder, qué se yo cuántos, cómo y por qué fueron cayendo. Al frente de la dirección deportiva, Iñaki Zurimendi, el hombre al que el presidente del Club Portugalete le dio ese cetro con el que se manejan los que fueron llamados para mandar.

Y en el banquillo, Ezequiel Loza. Por segunda vez en Segunda B y con el mismo presidente al mando del Club. La historia se empezó a escribir en el Sardinero. Un arranque de lujo. Un Portu excelso invitando al optimismo, y hasta a la euforia. El empate [0-0] ante el Amorebieta reforzó la segunda aventura de Ezequiel Loza. En la tercera jornada, con 500 valientes en la tribuna, el penalti fallado por Guemes iba a ser el inicio del tortuoso camino jarrillero por la 'milla verde'. Se le ganó al Leioa en La Florida, y al 'Baraka', en Lasesarre. Tres penaltis más errados habrían de provocar la caída de Ezequiel Loza. El último, frente al Racing. De ponerse por delante a sucumbir. Una derrota [0-1] que daba frío.

Fue entonces, tras partidos en los que el equipo había querido y podido, que Eduardo Rivacoba Zurimendi dejó de mirar al frente para hacerlo a uno de sus lados. Vio que caminaba con Ezequiel Loza. El entrenador que lo había hecho campeón y ascendido a Segunda B. El técnico al que había cesado. Al que acudió 'pidiendo sopitas'. El que no le defraudó. El Portu, en Segunda. Al que en su despacho citó para decirle lo más terrible.

El Club Portugalete, obligado a repetir su historia. Memoria selectiva. Plazos cortos. Estrechez de miras. Loza cae por segunda vez en La Florida. Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte, ¿verdad, Ezequiel? Qué  más da. Uno que muere. Otro vendrá. Intercambio de cromos en el mercado invernal. Unos que entran. Otros saldrán. El Club Portugalete está repitiendo la historia. Su historia. Porque en un plazo muy corto la ha olvidado. Asier Santana es el Asier Intxaurraga de ayer que irrumpe rodeado de salidas y entradas. Alteraciones que dan fe de un punto de partida erróneo. ¿Habrá  hecho falta  este alarde de alforjas para un viaje tan corto?

Post-Scriptum: Derrota [2-1] en Urritxe. Derrota [2-0], también, en Lezama. Mallo, un árbitro que no sabe qué cosa es el fútbol, le allanó el camino al Bilbao Athletic señalando a su favor un penalti de locura. El Bilbao Athletic no era más. A partir de ponerse por delante [1-0], el Portu empezó a ser menos.

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