Remontada de primer premio para seguir soñando

El Cádiz se llevó el duelo en las alturas contra el Oviedo en un partido muy sufrido, cómo no, que se aclaró en la segunda parte tras un primer tiempo muy igualado. El equipo ovetense se quedó con uno menos y eso fue una ventaja para los amarillos, que remontaron un gol inicial con mucha suerte de su oponente.

Desde el inicio se veía que iba a ser un partido donde ganar un metro de campo iba a costar mucho. Anquela metía al Oviedo a presionar muy arriba y le complicaba mucho la salida al Cádiz. La primera ocasión, al poco de sacudirse esa presión, fue del Cádiz con un cabezazo de Barral a centro de Lucas Bijker que mandó a córner Herrero in extremis.
La iniciativa era del Cádiz, pero el equipo tenía que descifrar cómo hincarle el diente a esa línea de cinco defensas que traía su rival. El partido estaba teóricamente controlado por el Oviedo, pero el único que se asomaba al área era el Cádiz, con más o menos acierto para hacer algo de daño.
Tuvieron que pasar 20 minutos hasta que el conjunto asturiano pisó el área de Cifuentes. El partido se estaba jugando a lo que ellos querían, pero la posesión era amarilla. Realmente en el primer tiempo pasaron muy pocas cosas porque los dos equipos se anulaban mutuamente.
Se dio una circunstancia que podía ser clave en el partido en el minuto 32. El árbitro Pulido Santana expulsó a Rocha por una entrada a Carpio en una decisión quizá excesiva. Esto todavía le quitó más ritmo al partido, aunque el Cádiz quería encontrar más espacios ahora que el Oviedo no defendía con cinco atrás porque había adelantado a Forlín.
Una falta directa lanzada por Berjón obligó a Cifuentes a emplearse. Fue lo más peligroso del Oviedo de un primer tiempo que lo dejaba todo abierto para lo que estaba por venir.
Cervera sorprendía tras el descanso quitando a Barral y Abdullah para meter a Jona y Perea. Álvaro García pasaba a jugar en la mediapunta por detrás de Jona y Perea caía en la izquierda. El equipo empezaba a meter en su área al Oviedo moviendo el balón con paciencia y buscando mucho a su gente de banda.
Parecía que era el mejor momento del partido y fue cuando todo más se complicó. En una falta inexistente, el Oviedo se puso por delante en un remate con mucha fortuna de Linares que entraba después de dar en el larguero. Quedaba mucho tiempo por delante y el rival tenía uno menos. Era el consuelo en un momento de muchas dudas.
Eugeni entraba por Garrido y el Cádiz afrontaba la última media hora con un equipo lleno de calidad y velocidad, pero había que superar a un rival muy bien plantado incluso con 10. La primera ocasión en ese arreón fue un cabezazo de Álvaro que se encontró con el larguero. Corría el minuto 68 de partido.
El Cádiz creaba peligro en jugada y el Oviedo, a balón parado. De nuevo pudo marcar en una falta que remató arriba Christian Fernández. La sensación es que el equipo tenía argumentos para, al menos, no perder y recibió la recompensa en el minuto 72 con un golazo espectacular de Perea por la escuadra.
El partido indescifrable del primer tiempo había pasado a ser un acoso y derribo. Cada acercamiento cadista era de un gran peligro y le dio la vuelta al marcador con un cabezazo de Servando a la salida de un córner lanzado por Álex. Había hecho lo más complicado, pero ahora había que aguantar el resultado en los diez minutos que quedaban.
Anquela daba entrada a Toché, que siempre es una amenaza. El Oviedo lo intentaba y el Cádiz salía a la contra para matar el partido. Así, Salvi tuvo una buena ocasión en el minuto 88, pero el portero desvió a córner su lanzamiento después de una gran galopada. Tuvo otra incluso más clara en el alargue, pero se encontró de nuevo con el portero.
El final del partido fue una fiesta porque el cadismo comprobó que su equipo es capaz de superar una mini crisis de tres partidos sin ganar e imponerse a un gallito de la categoría. Pelotazo de victoria en el Carranza.