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Cuando nace un gaditano

Cuando nace un gaditano

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Juan Carlos Aragón

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Cuando vives en una sociedad próspera, honesta, decente y con valores, es emocionante tirarse al tajo de la procreación. Pero cuando tu sociedad se distingue por la abundancia de lo contrario, las ganas de nacer no van mucho más allá de nacer. Después hay que vivir. Y vivir no es vivir en el nido, sino en la selva. Entrenar a los hijos para sobrevivir en la selva exige unos parámetros educativos nuevos; los actuales no sirven, están oxidados.

Hay que redefinir conceptos y valores absolutos para adaptarlos a las circunstancias de la nueva selva, si no quieres que tu descendencia sea sacrificada por el principio explicativo de la evolución, que ahora mismo no es otro que el de la selección cultural.

Hay que sacar a los párvulos de las burbujas y armarlos hasta los dientes, no para que ataquen, sino para que sepan defenderse de las nuevas formas de ataque social, que van más allá del acoso escolar, el racismo o la homofobia.

Cuando mi hijo el mayor (cómo suena…) llevaba casi tres años con los ojos abiertos, y fui comprobando que ya empezaba a ver lo que había, le canté esto:

Y qué hago ahora contigo
tal como soplan los vientos,
ahora que lo que te digo
lo vas entendiendo
un poquito mejor.
Ahora que te andan diciendo
eso de que tú eres libre…
Hazle caso a papá, que en esta sociedad
eso es imposible.
No eres libre
porque los gobiernos existen
y son los que mandan.
Los gobiernos son, todos,
dioses y demonios, divinos y humanos
que dan al ciudadano el poder soberano
de un corte de mangas.
Libre tú serás
mientras te dura la ternura en que andas tú.
Mientras descubras el valor de la amistad.
Y sigas preso de tu amor de juventud.
Libre tú serás
Mientras las leyes no se escriban para ti.
Mientras conserves tu minoría de edad
y hagas las cosas porque no y porque sí.
Libre serás mientras los dueños
de tus risas e ilusiones
se fabriquen cada noche
con tu máquina del sueño.
Y a quien pregunte por tu plena libertad,
tú dile que se te quedó dentro del vientre de mamá,
igual que a todos los que estamos presos dentro de un Estado…
Y dentro de un Estado, vida mía, diles
que no somos libres,
que somos esclavos.
LA BANDA DEL CAPITÁN VENENO. 2008.

Por desgracia, once años después puedo cantárselo más fuerte pero no más claro. Y con una desventaja. La esperanza en una revolución de la humanidad que, de alguna manera, ofrezca una vida más justa y amable para la mayoría, se desvanece tal como el nuevo milenio se asienta. Creo que la moda de privatizar lo público está alcanzando ya a la propia revolución; y hasta la revolución no tiene ya más posibilidad de sobrevivir que privatizándola, personalizándola: si no podemos salvar a todos, ni a la mayoría, ni a la minoría… sálvense quien pueda.

Nunca hubo una única forma de vivir que sirviera para ser feliz en todas las épocas. La Edad Estúpida implica el sacrificio de lo colectivo porque lo colectivo se ha hecho una auténtica vasectomía… o no sé si decir quizá ligadura de trompas. Hasta qué punto han sido ellos los listos y nosotros los tontos no es ahora lo importante, sino cambiar las tornas.

Vivir ahora no implica renunciar a los principios de siempre sino a resetearlos. Si alguien piensa que los valores en desuso van a desaparecer es porque se ha convertido en una víctima del sistema que ha conseguido que solo mire las cosas desde su ángulo. Esos pocos nuevos padres que no somos millennials tenemos la posibilidad de conseguir que nuestros hijos sean capaces de convivir con la mediocridad pasando por encima de ella. A ver si nos da tiempo, que mucho no nos queda. Esa sí que será mi última comparsa (quise decir esperanza).

Va por Silvio que, entre otras fortunas, ha tenido la de nacer en Cádiz. Y por Luisa, que es la de la última estrofa:

“Cuando nace un gaditano
nace un claro de la luna,
que se bautiza con agua del mar
bendita de sal y de espuma.
Tacita de plata es su cuna
y su nana carnaval.
Un gaditano al nacer
tiene que hacer de su llanto,
un grito para beber
de un pecho lleno de encanto,
que a la vez que le calme
su garganta sedienta,
otro pecho a su vera
mil canciones le cante.
Cuando nace un gaditano
estalla el milagro de la primavera.
Sea la estación que sea.
Y los astros se alinean
deteniendo el temporal
para que el mundo florezca
y cada día parezca
sábado de carnaval.
Cuando nace un gaditano
y lo arrulla entre sus manos
una divina gaditana,
el miedo sale volando
por esa misma ventana
por la que entra la alegría
que es el pan de cada día
de su fiel alrededor,
y con sábanas de amor
sana todas las heridas.
Cuando una gaditana agiganta su vientre
le corona su alma tal estrella de Oriente
que hasta los dioses quisieran volver a nacer
y ser de Cádiz para siempre.”
LA GADITANÍSSIMA. 2019.

JUAN CARLOS ARAGÓN

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  1. Scaramouche

    Chovinismo rancio.

  2. Sergio

    Felicidades a Silvio y familia y ojalá pueda ser un buen gaditano. Que faltan muchos en este mundo.

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