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El primer baile del adoquín lo propuso Stablinski

A temblar. Llegan los adoquines, el pavés, en la cuarta etapa del Tour, una cita que preocupa a los favoritos porque el terreno propio de algunas grandes clásicas ha costado gloria y disgustos, triunfos y derrotas que han marcado la suerte de la carrera en los últimos años.Carlos de Torres
Imágenes muy recientes. Tan solo hay que remontarse a 2014, a la quinta etapa entre Ypres y Arenberg para recordar una jornada espectacular que marcó la prueba hasta París. La lluvia y los adoquines pusieron la carrera patas arriba, con protagonismo del Astana y de Vincenzo Nibali.
Chris Froome, este año con la obligación de defender el maillot de líder, tiene un mal recuerdo del pavés, ya que hace un año se retiró antes de entrar en zona comanche tras sufrir dos caídas.
Contador cayó en la trampa que le tendió el "Tiburón" italiano para perder mas de dos minutos en meta. Nibali, sabedor que era inferior al madrileño en la montaña, arriesgó a fondo y clavó el dardo en el centro de la diana. Ahí empezó su camino glorioso.
A la fiesta se unió el holandés Lars Boom con un gran triunfo de etapa, una hazaña con los colores del Belkin que posteriormente hizo posible que ahora sea el hombre de confianza de Nibali para el pavés. Su fichaje por la escuadra kazaja se fraguó en aquella etapa.
La jornada de este martes contiene 7 sectores adoquinados y un total de 13,5 kilómetros, 2 menos que en 2014. Es la cuarta vez en los últimos 12 años que el Tour incluye adoquines.
En años precedentes también hubo acontecimientos reseñables. El pavés se cobró buenas piezas en 2004 y 2010. En el primero de ellos fue el español Iban Mayo quien probó la dureza del terreno, ya que sufrió una caída antes de iniciar el primer tramo, en momentos de nervios y anarquía en el pelotón.
El entonces líder del Euskaltel quedó fuera de combate. El estadounidense Lance Armstrong ordenó tirar a fondo a todo su equipo para anular sus opciones y lo consiguió, porque Mayo perdió cuatro minutos.
Seis años después, en 2010, la víctima fue el luxemburgués Frank Schleck: una caída y clavícula rota. Se acabó el Tour para él.
¿Qué pasará este martes entre Seraing y Cambrai?. ¿Algún favorito pagará la factura del pavés?. La etapa preocupa, y mucho, a los Nibali, Froome, Contador y Quintana. Todos ellos han ido a visitar el tramo adoquinado o han recibido detallados informes.
Quintana incluso decidió vivir experiencias en competición, ya que participó en las clásicas E3 Harelbeke y A Través de Flandes.
"Es una experiencia nueva para mí. Es lo que esperaba. No me da miedo el pavés", señaló entonces.
La historia del pavés debe mucho al francés Jean Stablinski (1932-2007), conocido como "El polaco", un campeón del ciclismo procedente de las minas de Arenberg. Este hombre pidió a los organizadores de la París-Roubaix que incluyeran un tramo adoquinado en la clásica del "Infierno del norte".
Acordeonista en sus ratos libres, ganó una bicicleta en un concurso musical y eso le permitió años después probar suerte en el ciclismo. Y triunfó.
Stablinski ejerció como ciclista profesional de 1952 a 1968. Un hombre de éxito, pues ganó 1 Mundial (1962) y etapas en Tour, Giro y Vuelta. Se llamaba Stablewski, pero el error de un periodista le cambió el apellido para siempre.
No pudo ganar la carrera de sus sueños, la Roubaix, cuyas carreteras dominaba como nadie como vecino de Arenberg.
Gracias a su labor de "picar" una y otra vez a los organizadores al final el tramo adoquinado del "Trouée d'Arenberg" fue incluido en la París Roubaix de 1968, en la que se impuso el legendario belga Eddy Merckx.
El adoquín fue un descubrimiento para el ciclismo y para el Tour que ha causado estragos. La jornada del miedo, se dice.
Contaba Stablinski que cuando un minero baja 500 metros bajo tierra " no sabes si volverás a ver la luz del sol, y cuando atraviesas el bosque es como descender a la mina: si empiezas a pensar en el peligro, nunca conseguirás cruzarlo".

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