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Roberto Solozabal, energía colchonera del Sáhara al Manzanares

Roberto Solozabal (Madrid, 46 años), capitán del Atlético de Madrid del doblete en 1996, se encuentra en Marruecos participando en la Titan Desert por segundo año consecutivo. Retirado hace 13 años tras su paso por el Betis, asegura que no echa de menos el fútbol "para nada". Su objetivo es disfrutar de su tiempo libre y su trabajo consiste en no gastar lo que no tiene.Carlos de Torres
No obstante, desde las montañas del Atlas y a punto de entrar en el desierto, el excentral colchonero anima al Atleti ante su el partido de semifinales de Champions ante el Bayern de Munich. "El Atlético puede aspirar a todo, estoy convencido, y espero que alcance la final", dice tras superar en el puesto 60 la segunda etapa de la carrera de bicicleta de montaña más dura del mundo.
"Veo al Atleti con posibilidades en Europa y liga. Si en la primera parte de la temporada no estaba muy fino y se mantuvo arriba, ahora que está en forma hay que pensar en positivo. Lo que pasa en el deporte a este nivel es que la línea entre el éxito y el fracaso es muy fina", dijo a EFE el exjugador colchonero.
Después de 8 temporadas en el Atlético de Madrid, donde ganó 1 liga y 3 Copas, y 3 en el Betis, donde acabó en los tribunales, el 12 veces internacional se olvidó del fútbol para iniciar una vida ligada al deporte, pero lejos de los estadios, apartado de los aplausos de la grada.
"Me retiré pronto porque el fútbol no me permitía hacer otras cosas. Tenía claro que lo dejaría pronto y con 31 colgué las botas. Sufría porque no podía dedicarme a otras actividades. Me daban envidia otros deportes, como la Fórmula 1, ya que los pilotos se preparan montando en bicicleta o corriendo", explica.
Solozábal, campeón olímpico en Barcelona'92, ha afrontado numerosos retos, por ejemplo el Ironman de Lanzarote y Escocia, y ahora en la Titan Desert repite por segundo año consecutivo. No pensaba volver a Marruecos, pero cedió por la presión de sus amigos.
Desde el campamento de Ifrane, en el Medio Atlas, Solozábal recuerda "el desgaste" de aquellos años difíciles en el Atlético de Madrid que entonces gobernaba Jesús Gil y en el Betis de Manuel Ruiz de Lopera.
Del club verdiblanco a la grada para siempre. Se casó, tuvo dos hijos y dice llevar una vida tranquila. Su físico no dista mucho de cuando pisaba el Calderón como titular del Atléti. Se mantiene en forma y se entrena a diario, con disciplina, con el plan que le establece su preparador.
Sus próximos retos pasarán por las carreras de montaña, pero su gran ilusión ha sido y es la escalada, subir montañas y ponerse a prueba en las cumbres. "Si no hubiera tenido hijos me hubiera gustado probar en la escalada".
También declara Solozábal su inquietud por viajar, "ir a países diferentes, que te aporten cosas distintas, alejadas de lo que ya conocemos en nuestro entorno".
Por el afán de buscar lo distinto, Solozábal incluso no se muestra demasiado partidario de la instalación wifi en los campamentos de la Titan Desert, ya que resta el tiempo de relación entre los participantes.
Solozabal sigue siendo socio del Atlético y acude al Calderón, pero sin disgustos. Ni las victorias ni las derrotas le alteran al ánimo más de la cuenta. Vive el fútbol con relajación.
"Lo que acabas conociendo a fondo lo desmitificas. Sigo el fútbol pero antes he estado desconectado mucho tiempo al cien por ciento", aclara.
A lomos de la bicicleta de montaña, Solozábal es uno más entre los 400 participantes de la Titan. Tomará nota de los paisajes marroquíes para "tal vez volver a conocerlos de vacaciones, con la familia".
Su trabajo ahora consiste "no gastar lo que no tengo". Invirtió tras su paso por los estadios y ahora los escenarios de su vida los elige él. Una retirada a tiempo pudo ser su mejor victoria.

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