Pello Bilbao (Astana) logró la primera victoria española en la presente edición del Giro de Italia al adjudicarse en solitario la séptima etapa disputada entre Vasto y L'Aquila, de 185 kilómetros, en la que el italiano Valerio Conti (UAE) retuvo la maglia rosa de líder.
Bilbao (Gernika, 29 años), fue el más fuerte e inteligente a la hora de resolver la llegada entre los supervivientes de la escapada del día, atacó a falta de 1 kilómetros y logró rematar con acierto su primera victoria en el Giro, con tiempo para levantar los brazos y disfrutar su día de gloria.
Sexto clasificado en el Giro 2018, Bilbao aguantó los primeros ataques de los rivales y atacó en el momento adecuado, para evitar llegar con hombres rápidos al esprint, como el italiano Formolo. Pensado y hecho. La jugada salió perfecta, alzando los brazos con un tiempo de 4h.06.27, 6 segundos por delante del francés Tony Gallopin (Ag2r) y de Formolo.
"Es mi primera victoria en una carrera de tres semanas. He venido a trabajar para Miguel Ángel López, pero hoy todo ha sido improvisado porque Zeits era el hombre para la escapada, me metí yo también y al fimal tenía piernas y lo intenté. Salió perfecto", dijo en meta Pello Bilbao.
Los favoritos pasaron un día de tranquilidad y persecución permanente, al ritmo que marcaba el UAE del líder. Llegaron todos de la mano, a 1:07 minutos del ganador. Conti subió al podio a enfundarse la maglia rosa. En la general le sigues el español José Joaquín Rojas (Movistar), a 1.32 minutos y el italiano Giovanni Carboni (Bardiani), a 1.41.
Otra etapa de transición en la lucha por la general marcada por una nutrida fuga de 13 corredores, con presencia de 4 españoles, de nuevo Rojas, combativo como en la jornada anterior, y Rubén Plaza (Israel), además de Antonio Pedrero, otro integrante del conjunto telefónico, y Peio Bilbao.
La fuga obligó a organizar la persecución al Emirates del líder Valerio Conti, a pesar de que la formación perdió en los primeros kilómetros al colombiano Fernando Gaviria, con la rodilla dolorida. Un velocista menos para el Giro, que deja al alemán Ackermann en solitario en la lucha por la "maglia ciclamino" de la regularidad. También se retiró el holandés Laurens de Plus, una pieza importante en el Jumbo de Primoz Roglic, sobre todo en las etapas de montaña.
La escuadra emiratí que dirige Matxín trató de no perder de vista a los fugados, que apenas pasaron de los 2 minutos de ventaja. La aproximación a L'Aquila, localidad devastada por el terremoto en 2009 ofrecía el aliciente del puerto de Le Svolte Popoli, un segunda de 9 kms de longitud con rampas de hasta el 10 por ciento, con la cumbre a 47 de meta.
El pelotón empezó a reaccionar con la ayuda del Trek y Bardiani al UAE, que ya daba muestras de agotamiento a 26 de meta, justo cuando la etapa cobraba emoción especial por el liderato virtual de José Joaquín Rojas, a 2.11 minutos de Conti en la general.
Los últimos 10 kilómetros fueron decisivos para que se concretara la ilusión del murciano, ya que el recorrido entraba en un continuo sube y baja con los 1.000 metros finales en cuesta con porcentajes de hasta el 10 por ciento, un escenario serio por si lo querían probar los favoritos y para la lucha por la etapa.
Se redujo la fuga a 6 corredores con un minuto de renta, entre ellos Rojas, Pedrero, Bilbao y Plaza, pero el que era líder virtual empezó a ceder en las primeras rampas. Pesaban los kilómetros en fuga, los ataques eran tímidos, poco contundentes, mientras que por detrás el pelotón aceptaba que la victoria estaba delante.
Surgieron los ataques, se activaron las estrategias para evitar o no una llegada al esprint entre los supervivientes. El australiano Hamilton probó sin suerte, cedieron Plaza y Pedrero y Rojas volvió a conectar a 4.500 metros de la meta, tirando de las pocas fuerzas que le restaban al ciclista de Cieza.
Al conectar, Rojas aún lanzó un órdago ganador, abriendo hueco en la parte más llana del tramo final. Los españoles estaban dispuestos a abrazar la gloria en L'Aquila. Por eso lo intentó después Pello Bilbao a poco más de un kilómetro de la pancarta definitiva. Restaba una cuesta del 7 por ciento. El vasco iba con fuerza, lanzado, sus rivales impotentes en la persecución.
Un puñado de 5 segundos fue suficiente. Bilbao se hizo un gigante en la recta de meta. Miró atrás. Ya lo tenía. Era la victoria más importante de su carrera, desde que debutó en 2010 con el Orbea antes de pasar a la cantera del Euskaltel. Era el noveno éxito para su palmarés, el segundos de la temporada, ya que ganó una etapa de la Vuelta a Murcia.
Este sábado se disputa la octava etapa, entre Tortoreto Lido y Pesaro, de 239 kilómetros, la más larga de la presente edición, un recorrido a lo largo de la costa del Adriático, llano hasta poco antes de la mitad y hasta el final ondulado y 3 cotas puntuables, una de tercera y dos de cuarta. A meta se accede a través de un marcado descenso.