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Chirac en contra de la publicidad

A medida que el maillot amarillo cobraba popularidad, los anunciantes fueron ocupando más espacio en el pecho de los líderes de la general del Tour de Francia, hasta el punto de molestar a más de uno.

Entre ellos al entonces alcalde de París, Jacques Chirac, el primero de la capital tras recuperar un figura que había desaparecido durante años.

El regidor de la capital, que quería servirse del puesto como trampolín para su carrera política -táctica que le salió exitosa, porque llegó a ser presidente-, aprovechó la ocasión en el podium de París de 1977, donde era el responsable de entregar el maillot amarillo al ganador, su compatriota Bernard Tevenet.

Chirac se negó a entregar un maillot con tanta publicidad que, a su juicio, desvirtuaba la limpieza del maillot y era símbolo del mercantilismo creciente del ciclismo.

Así se lo hizo saber a los organizadores que, por su parte, se veían presionados por los patrocinadores, que había pagado por aparecer en el amarillo y que no querían renunciar a la foto del podium de los Campos Elíseos.

Félix Lévitan, al frente entonces de la carrera, se encontraba entre la espada y la pared, hasta que se le ocurrió una idea que conciliaba todas las posturas.

El director del Tour ordenó confeccionar un maillot amarillo tan fino, que dejaba transparentar el león del logotipo de la marca de coches que patrocinaba a Tevenet. Así supero un momento de dificultad que quedó grabado en la historia del maillot amarillo.

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