Aún es pronto para aventurarse porque Los Pirineos esperan todavía al pelotón pero, de momento, estamos ante una de las ediciones más descafeinadas de La Vuelta a España que se recuerda y eso que prometía ser histórica por la gran presencia de primeros espadas.. El mal tiempo y la pasividad de los líderes está jugando en contra del espectáculo y los aficionados han dicho basta. El enfado general con la organización y con los ciclistas.
Primero fue el tiempo. La organización se vio obligada a modificar las etapas de Barcelona por culpa de las lluvias y la falta de luz fue también protagonista. Lo mismo ocurrió en el primer puerto de La Vuelta a España, donde se tomaron los tiempos a dos kilómetros de meta debido al mal estado - que luego no fue tanto - de la línea de meta.
Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la ascensión a la Laguna Negra de este miércoles. En una etapa que ganó el español Jesús Herrada, el pelotón subió muy ancho, sin un ataque en los kilómetros finales por parte de los favoritos a la general, algo que indignó las redes sociales. Los aficionados al ciclismo llenaron las redes sociales oficiales de La Vuelta a España de quejas.
Los líderes de equipo no quisieron atacar, las posibilidades de hacer diferencias eran mínimas. Había más que perder que ganar ante de la llegada de los Pirineos. Un gesto de Evenepoel volvió a dejar en evidencia el poder que los capos del pelotón tienen sobre éste. Lo mismo ocurrió en las primeras etapas cuando, tras una caída de Roglic, Vingegaard consiguió parar la carrera para que su compañero volviera a entrar en el pelotón. Un secuestro por parte de los favoritos que priva a los aficionados del espectáculo del ciclismo. Es injusto y no tiene justificación.