El Tour de Francia desvela este miércoles el recorrido de la edición de 2024, de la que se sabe que comenzará el 29 de junio en Florencia y acabará con una contrarreloj el 21 de julio en Niza, antes de recorrer los Alpes por dos veces, los Pirineos y el Macizo Central, e incluir otra etapa contra el crono.
La celebración de los Juegos Olímpicos de París han obligado a los organizadores a adelantar una semana el Tour y a deslocalizar, por vez primera en su historia, su final fuera de la capital que seis días más tarde acogerá la flor y la nata del deporte mundial.
El Tour culminará su 111 edición en Niza y, como no sucedía desde 1989, el ganador final no se conocerá hasta el último suspiro, puesto que la última etapa será una crono con inicio en Mónaco, de 35 kilómetros con dos cotas montañosas, La Turbie y el col d’Èze, que medirán las fuerzas que queden en el pelotón.
La traca final cerca de Niza también estará marcada por ascensos muy conocidos de la París-Niza, con puertos como Col de Braus y Turini, antes del final en el de Couillole, y pocos días antes el pelotón habrá efectuado su segunda visita a los Alpes, esta vez en su parte más meridional.
Antes, habrán hecho una primera visita a ese macizo, en la zona más al norte, poco después de que los ciclistas hayan comenzado una edición que por vez primera comenzará en Italia, donde acogerá tres etapas completas, cien años después de que Ottavio Bottecchia se convirtiera en el primer transalpino en ganar el Tour.
La gran salida de Florencia dará paso a visitas a Rimini, final de la primera jornada, Bolonia, donde culminará la segunda, y Turín, meta de la tercera, desde cuyos arrabales arrancará la cuarta que ya marcará el retorno a Francia.
Lo hará por el compartido macizo alpino, con dos etapas montañosas y finales en Valloire y Saint-Vulbas, con ascensos a clásicos como el Lautaret y el Galibier, si se confirman las filtraciones, antes de descender a la Borgoña.
La región vinícola acogerá varias jornadas, incluida una posible contrarreloj en la séptima etapa, entre Gevrey y Nuits-Saint-Georges, tres días antes del primer reposo.
La caravana pondrá entonces rumbo al Loira, aperitivo de la travesía por el Macizo Central, con una llegada en Le Lorian, que ya acogió un final en 2016 con ascensos a Pas de Peyrol, col de Perthus o el de Font de Cère.
Camino al sur, el paso por los Pirineos será más testimonial, con dos jornadas de alta montaña y ascensos a Saint-Lary, en la parte más occidental, y Plateau de Beille, en la más oriental, antes del segundo reposo en Narbona.
La travesía de la Provenza será el aperitivo de un nuevo ingreso en los Alpes, esta vez por el sur, con una llegada a la estación de esquí de Super-Dévoluy y otra en Barcelonette, en los paisajes que diseña el célebre lago de Serres-Ponçon.
Sin tiempo para la recuperación, los ciclistas se dirigirán hacia el Mediterráneo, que alcanzarán por su parte más montañosa: un final en Isola 2.000, inédito como final de etapa en la ronda gala desde la victoria de Tony Rominger en 1993, aunque no logró destronar a Miguel Indurain.
Restarán sólo las dos jornadas en las alturas de Niza para poner la guinda a una edición peculiar.