La confesión de Steff Cras en la caída de Itzulia: "Si me hubiera caído veinte centímetros al lado, ahora estaría muerto"

Ha pasado una semana del grave accidente que vivimos en Itzulia y que afectó a más de diez ciclistas en la Vuelta al País Vasco. Una caída múltiple que dejó muchas lesiones entre los afectados con Vingegaard como el más perjudicado de todos. Aunque todos se fijan en los más reconocidos como Roglic o Evenepoel, lo cierto es que se le pone a uno la piel de gallina cuando escucha lo cerca que estuvo uno del grupo de la muerte.

Concretamente quién ha contado su caso fue Stwef Cras, ciclista belga miembro del equipo Team TotalEnergies. En una entrevista para La Dernière Heure confesó que fue uno de los que pero fue parado en el descenso pero con el milagro de que cayó fuera de todo peligro mortal: "Rocé la muerte. Al ver el bloque de hormigón comprendí que, si me hubiera caído veinte centímetros al lado del lugar en el que lo hice, ahora estaría muerto. Tuve mucha suerte".

Una experiencia que quiso entrar en detalle de lo que recuerda: "Sentí que salí despedido de la bici como un balón de fútbol cuando lo golpean. Durante treinta segundos no podía respirar. Sentía que me moría. Después, era como si solamente me funcionara un pulmón" , explicaba.

Este lunes recibió el traslado del hospital de San Sebastián para terminar de recuperarse en Herentals, otro hospital de Bélgica, de un neumotórax, fracturas en varias costillas y fracturas en dos vértebras. Su objetivo, al igual que todos, es estar disponible para el Tour de Francia que empieza el próximo 29 de junio.

Incertidumbre post-Itzulia

En los primeros días se ha notado intranquilidad en el entorno de los afectados. El padre de Vingegaard confesó en el diario danés Ekstra Bladet que "es un infierno" y que "todavía no ha podido hablar con su hijo" más allá de lo que leen en los medios y las pequeñas actualizaciones que reciben de los médicos.

Van Aert, otro de los implicados, comunicó este jueves de que no estaría en el Giro de Italia asegurando que "aún no podía entrenar" ya que "sus costillas y su cuerpo necesitan descanso". Dos casos que explican perfectamente la gravedad que se vivió en Itzulia y del que aún queda lejos olvidarse para los ciclistas que lo vivieron como protagonistas.