Juan Antonio Lladós
Sachsenring (Alemania), 8 jul .- Los hermanos Marc y Alex Márquez se marcharon de vacaciones tras la disputa el domingo del Gran Premio de Alemania, con los deberes perfectamente hechos tras las victorias en sus respectivas categorías, que en el caso del primero le consolidaron como líder y en el del segundo le devolvieron el liderato que una semana antes le habían arrebatado en el TT de Assen.
Márquez no dejó lugar para la duda y aunque en el ambiente "pululó" el "cero" de Austin, otro de sus cotos inexpugnables desde que está en MotoGP, el error de entonces no se volvió a repetir y el de Repsol Honda marcó un ritmo que en apenas cinco vueltas, con récord del circuito incluido, le permitió sentenciar definitivamente la carrera.
Cinco victorias en lo que va de temporada, junto a tres segundos y el "cacareado" cero de Austin, le permiten marcharse de vacaciones nada menos que con 58 puntos de ventaja en la provisional del mundial respecto a su más inmediato perseguidor.
Y ese es el italiano Andrea Dovizioso, quien en Sachsenring pasó las de "Caín", incluso con su propio compañero de equipo, Danilo Petrucci, que con la renovación para 2020 en el bolsillo le perdió el respeto y le relegó a la quinta posición, dos puntos menos, que seguramente no le duelan a los de Ducati, sabedores ya de que quien se perfila como claro aspirante al título de 2019 no es otro que Marc Márquez, aunque tras el verano lleguen circuitos mucho más favorables para sus pretensiones.
Suzuki y, sobre todo Alex Rins, se lo tendrán que tomar con algo más de calma pues si es un hecho incontestable que la moto de Hamamatsu ya está al nivel de las Yamaha y el resto de las Honda, salvo la de Marc Márquez, a su principal piloto le traicionan los nervios o, quizás, la ambición, pero lo cierto es que se marcha de veraneo con dos ceros consecutivos por dos errores suyos, mientras su compañero de equipo, Despacito como la canción, acumula experiencia y saber estar para arrancar en Alemania otro excelente resultado, séptimo por detrás de un joven veterano como Jack Miller (Ducati Desmosedici GP19) y por delante de una figura insigne como el incombustible Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1).
Rossi no acertó en entrenamientos, en donde una caída le alejó de mejorar en la clasificación y luego, en carrera, desde la undécima posición, fue capaz de llegar hasta el grupo de las Ducati oficiales y Mir, pero no pudo con ninguno de ellos y seguro que la octava posición le supo a poco o casi nada.
Alex Márquez llegó con la lección bien aprendida del TT de Assen, en donde un error del italiano Lorenzo Baldasarri le hizo perder el liderato del mundial, pero esta vez supo tomárselo con calma, sin asumir excesivos riesgos y poco a poco, con ritmo y con mucha cabeza, doblegar a todos los rivales que le antecedían y, cuando lo consiguió, ligero cambio de ritmo en cabalgada en solitario, como su hermano, en pos de la cuarta victoria de la temporada.
No pasó lo mismo en Moto3, en donde Arón Canet (KTM) llegó como líder y todos los errores de entrenamientos, que le relegaron a la vigésima segunda posición, le hicieron pagar un precio muy alto en carrera.
Desde el mismo momento de la salida Canet fue capaz de remontar hasta la cabeza, pero el esfuerzo realizado por él y por la moto quizás le restó ambición y prestaciones, respectivamente, que necesitó frente a un Lorenzo dalla Porta que llevaba toda la temporada buscando su primera victoria con excelentes actuaciones pero que se le había resistido. En Alemania no. Ganó y se puso líder.