Mini es una marca que sabe que tiene un público muy concreto. Todos aquellos que buscan un modelo premium con una estética muy diferenciada y con un rendimiento más que bueno.
Sin embargo, por mucho que la marca asociada a BMW sepa que algunos de sus modelos no se van a convertir precisamente en superventas, llega un punto en el que ya no es rentable.
Y eso es lo que está empezando a suceder con la versión descapotable del Mini, el Mini Cabrio. Una versión que, como apuntan algunos de los proveedores con los que trabaja BMW en la fábrica holandesa de Born, tiene fecha de caducidad.
No es otra que febrero de 2024 cuando el último Mini descapotable saldrá de esta fábrica. Una versión que, por mucho que sea de las más míticas del histórico modelo inglés, ya no cuenta hoy en día con el apoyo que contaba antes.
Entre otras cosas porque, como les ha pasado a las berlinas y a los familiares, los SUV y los crossovers les están robando el nicho de mercado a los descapotables. En 2019 se produjeron 30.426 unidades del Mini Cabrio, lo que supone un 16 por ciento menos que en 2016, el año que llegó la tercera generación.
Unas cifras que, desde luego, teniendo en cuenta que los costes y el tiempo de fabricación de un descapotable so más elevados que el de un modelo convencional, han llevado a la marca a poner la cruz definitiva a esta versión.
Si tu idea es hacerte con uno de ellos, aún estás a tiempo. Tienes las opciones del Mini One Cabrio por 24.950 euros, el Mini Cooper Cabrio por 27.250 euros, el Cooper S Cabrio por 34.450 euros o la versión más potente, el John Cooper Works Cabrio por 41.250 euros. Eso sí, en unos años serán ya modelos para coleccionistas.