Mini puede presumir de ser una de las marcas con más historia en el mercado del automovilismo. Una marca que, ahora asociada a BMW, va a seguir haciendo historia. Y es que, como han apuntado desde el fabricante germano, los ingleses van a ser la marca que abandere la movilidad eléctrica del grupo.
No es ningún secreto que BMW, como otras muchas marcas, tiene como objetivo la electrificación total en el futuro. De momento, ya han sido cuatro los modelos de estas características que los alemanes han lanzado al mercado en los últimos años. El último de ellos, el recién presentado i4, un sedán cien por cien eléctrico.
Por mucho que la marca madre, BMW, siga un buen ritmo en cuanto a electrificación, los de Múnich quieren que sea Mini quien marque el camino. Es por eso que ya han apuntado cuál es su estrategia en ese camino para esta década. Una estrategia que hará que los Mini de combustión desaparezcan en 2030.
De hecho, la idea de BMW es que sea en 2025 cuando se lance a la venta el último modelo de combustión interna. Así, una vez se acabe el ciclo comercial de los modelos vendidos a partir de ese año, ya no habrán más Mini de gasolina o diésel.
Siguiendo esa estela, la idea es que en 2027 el 50 por ciento de las ventas de Mini sean eléctricas, para que sea en 2030 cuando tan sólo se vendan modelos eléctricos. Una idea tan atractiva como ambiciosa que hará que los Mini que conocíamos hasta ahora desaparezcan.
Es cierto que a día de hoy hay opciones ya electrificadas de sus modelos, pero también lo es que las ventas siguen siendo mucho mayores en las versiones de combustión. Algo que, en apenas una década, BMW quiere cambiar.