Renault, como buena maca generalista y multinacional que es, saben muy bien que hay ciertas crisis de las que no se puede salvar. Y eso es precisamente lo que le está ocurriendo ahora a la marca francesa.
Hasta ahora Renault había ido esquivando como podía la crisis de falta de suministros y de semiconductores que arrastra la industria desde la pandemia provocada por el coronavirus. Sin embargo, si la situación era ya muy justa, el conflicto en Ucrania ha sido la gota que ha colmado el vaso y que ha provocado que el fabricante tenga que tomar una decisión drástica.
Y esa no es otra que la de frenar en seco los pedidos de sus modelos cien por cien eléctricos y algunos de los híbridos enchufables por falta de suministros. En concreto, al margen de los semiconductores, las redes de cables que hasta hace poco llegaban desde Ucrania no llegan ahora, evidentemente.
Así, mientras Renault está buscando un nuevo proveedor, una tarea complicada teniendo en cuanta su volumen, la marca ha optado por dejar de fabricar modelos como el Renault Megane E-Tech, las versiones híbridas enchufables del Megane y del Captur así cómo los Zoe, Kangoo VE y Master VE.
“El objetivo es aclarar la disponibilidad lo antes posible y luego comenzar de nuevo, porque no se podrán pedir coches eléctricos por, al menos un mes”, apuntan desde la marca en unas recientes declaraciones. Lo peor de todo en este sentido es que, pese a que el problema está más que identificado, en la marca no han fijado aún ninguna fecha para la vuelta a la normalidad.
Los pedidos de estos modelos están congelados de momento y evidentemente no se pueden realizar nuevos, por lo que el ‘palo’ en cuanto a ventas generales de la marca no va a ser menor precisamente.
Muchos años apretando a los proveedores y ahora,Renault está en manos de los proveedores. ¡JA ,JA ,JA!