Hace unos días te contábamos las dudas que giraban en torno al futuro de Seat en el Grupo Volkswagen. Y ahora ha sido Wayne Griffiths, presidente de Seat y Cupra, el que ha deslizado que el futuro de Seat se augura bastante negro.
En el último evento celebrado el pasado mes de marzo, Griffiths habló mucho de Cupra, pero apenas se refirió a Seat. Lo único que se dedicó a decir fue que “la marca no puede permitirse más pérdidas”. Unas palabras que llegan ligadas a un informe preocupante sobre la marca con sede en Martorell.
Porque Seat ha registrado pérdidas en los últimos dos años. En 2021 se perdieron 256,3 millones de euros, mientras que en 2020 las pérdidas fueron de 194,2 millones. La cosa no pinta nada bien.
Y menos viendo como todos los elogios se los está llevando Cupra. “La viabilidad futura sostenible de nuestra compañía está estrechamente ligada al crecimiento de Cupra. Vemos nuestra nueva marca como una palanca para aumentar la rentabilidad”, apuntó Griffiths en dicho evento.
Además, no hace falta más que ver las estrategias de mercado que han tenido que ver con Cupra y Seat en los últimos tiempos. El Born, por ejemplo, nació como coche eléctrico para Seat. Sin embargo, finalmente fue Cupra la que se llevó el gato al agua. Además, los futuros coches eléctricos serán para Cupra. Estamos hablando del Tavascan, el urbano basado en el UrbanRebel, una berlina que todavía no ha sido confirmada pero de la que ya se conoce que es un proyecto que está en marcha, y un nuevo SUV que llegará con tecnología híbrida enchufable.
Además, el grupo no ha tenido problemas en llevar a cabo estrategias como la de lanzar al mercado versiones como la de acceso a la gama del Formentor. Una variante de 150 CV de potencia y a un precio bastante razonable que no hace más que quitarle ventas a Seat.
Todo ello ha llevado a medios como el alemán Handelsblatt a augurar un futuro bastante difícil para Seat. Incluso habla de las intenciones del grupo de acabar con la firma española a medio-largo plazo.
No pueden acabar con Seat
Normal, el nombre seat produce rechazo en cataluña,una estratégia de los catalanes para quitarla del medio.