La transición hacia la movilidad eléctrica no solo es para los consumidores convencionales. Los servicios públicos también van enriqueciendo su flota con modelos eléctricos. Sin embargo, usar coches eléctricos para ciertas labores puede ocasionar problemas. Así lo señala una información publicada por TopGear.
En Navarra, por ejemplo, la Policía Foral ha enriquecido su flota con cuatro Nissan Leaf. Gracias a ello tienen una cuota del 17% de coches eléctricos. Y en 2030 esperan que estos ocupen el 50%.
Una idea muy buena si tenemos en cuenta que esta policía trabaja principalmente en parajes naturales y menos urbanizados. No obstante, ha habido varios casos en los que no han podido atender emergencias por haberse quedado sin batería.
Resulta que la población principal se concentra en Pamplona, pero el resto de ciudadanos está repartido en municipios con poca población. Todo ello en una superficie de 10.391 km cuadrados en donde solo hay 127 puntos de carga, los cuales no están en todos los municipios.
Un problema que, según el medio mencionado, no ocurre solo en España. En Estados Unidos, la Policía de Freemont trabaja con Tesla Model S. Y pese a su alta autonomía, en alguna ocasión se han quedado sin batería persiguiendo a un delincuente.
En Reino Unido también se han dado problemas. La policía de Gloucestershire cuenta con 66 Nissan Leaf y 9 Nissan NV200, que ocupan el 21% de su flota. Y según el Comisionado de Policía y Crimen de Gloucestershire, se han quedado sin batería durante muchos servicios.
Una solución consistiría en mejorar el diseño de los vehículos destinados a este tipo de servicios, mejorando la autonomía con el aumento de la capacidad de la batería o mejorando detalles como la aerodinámica o la reducción del peso. “Las opciones de diseño disponibles para vehículos eléctricos para usos operativos quizás no sean tan avanzadas como me gustaría que fueran”, apunta el medio.