Pagar un poco más por un coche eléctrico se estaba poniendo de moda en los últimos tiempos. A posteriori se podrían esquivar los precios del combustible fósil y acabaría siendo rentable. Sin embargo, este cuento de hadas está a punto de irse al traste.
Todo empezó con la crisis de los microchips, que hizo que algunos componentes se encarecieran. Esto afectó sobre todo al coche eléctrico, pues es el que más dispositivos electrónicos lleva.
A ello se ha sumado el encarecimiento del petróleo, que hace que transportar piezas sea más caro. Y ahora ha estallado la última bomba: el encarecimiento desenfrenado del precio de la energía.
La mayoría de problemas solo afectaban a fabricantes, que tenían que lidiar con convencer a los conductores que los eléctricos son mejores pese a las subidas de precios. Todavía tenían argumentos para ello, como la gasolina que se ahorrarían en el futuro.
Este argumento, sin embargo, ya no es útil. Porque lo que cuesta recargar el coche también se ha incrementado, lo que hace que ya no sea tan rentable conducir un eléctrico.
Tan grave es el asunto que desde Alemania ya han dado la voz de alarma. Temen que la subida del precio de la energía termine repercutiendo en una venta menor de coches sostenibles. Y que ello derive en no poder cumplir con los plazos que la Unión Europea tiene establecidos para la transición a la movilidad eléctrica.
Desde el país germano advierten que el aumento de los precios de la electricidad sumado a la reducción de ingresos por parte de la población está teniendo un efecto dominó en la venta de coches eléctricos. Este panorama, además, apunta a que los fabricantes de puntos de carga dejarán de tener demanda, reduciendo la instalación de los mismos y ralentizando todavía más el proceso hacia la electrificación.
Para hacernos una idea, el kilovatio (kW) ha pasado en un mes de los 43 a los 47 céntimos en un punto de carga convencional, de los 65 a los 70 e un punto de carga rápida con corriente continua y de los 68 hasta los 75 céntimos en los puntos de carga ultra-rápida. Y desde The Guardian apuntan que habrá más subidas en el precio de la energía.
“Si los coches eléctricos se vuelven más caros de usar, el auge de la movilidad eléctrica corre peligro de colapsar, porque casi nadie va a comprar un automóvil eléctrico. Los coches eléctricos están perdiendo su encanto”, apuntó Stefan Bratzel, fundador del Centro de Gestión Automotriz y economista especializado en la industria automotriz.