Los discos de freno, junto con las pastillas de freno, son los encargados de disminuir la velocidad de un coche o de detenerlo. Un elemento que, como las pastillas de freno, también se desgasta. No lo hacen a la misma velocidad de las pasillas, pues los discos están fabricados con metal, pero con el tiempo también sufren desgaste. Y ello significa que debemos estar atentos a su estado, pues cada cierto tiempo conviene cambiarlos.
Antes de nada cabe decir que existen dos tipos de discos de freno. Por un lado tenemos los sólidos. Estos son los que suelen montar la mayoría de vehículos y muestran una superficie lisa. Por otro lado tenemos los ventilados. Estos cuentan con algunos orificios para recibir ventilación y van montados en las ruedas que necesitan más ventilación. Por ejemplo, en los coches deportivos donde el freno debe trabajar más.
En cualquiera de los casos conviene estar atentos a varios detalles. Por un lado su grosor. Este debe ser como recomienda el fabricante. Si por el desgaste se ha quedado por debajo deberías acudir a tu mecánico habitual. Por otro es conveniente comprobar que no tienen fisuras o roturas. Basta con echar un ojo para comprobarlo.
En caso de detectar desperfectos, los expertos recomiendan comprobar si estos se han producido por el uso o por algún agente externo. En este caso deberemos solucionarlo antes que cambiar el disco, pues aunque lo cambiemos, el problema persistirá.
Dicho esto, si necesitas cambiar los discos de freno, debes saber que su precio está alrededor de los 120 euros por pareja, mientras que el tiempo de reparación oscila entre los 30 y los 90 minutos. Consulta el precio por hora de mano de obra en tu mecánico para no llevarte sorpresas.
Asimismo, los discos de freno son un sistema de seguridad, y ello implica que no se pueden comercializar en un desguace. Una vez usados no deberían montarse en otro vehículo.